S2 - Capitulo V

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Pedri González.

No aguanté más, solo quería besarla y lo hice.

El beso fue lleno de pasión y deseo.

Cuanto esperé para este momento, extrañaba su aroma, sus labios.

Extrañaba tenerla cerca. 

— No— salió de su boca.

Asentí y sonreí. 

Despegué sus labios de los mío y me aparté un poco de ella.

— Esto no está bien— murmuró.

Solo reí. 

— ¿Segura? No me extrañaste aunque sea un poquito— sonreí.

Scarleth se limitó a decir una sola palabra. 

— Tu silencio es más que suficiente— me acerqué a ella.

No me importaba nada, me acerqué y la besé de nuevo.

— Para no me extrañarme me sigues besando— reí.

Ella soltó una mini sonrisa.

— Pedri estamos haciendo mal— habló.

— ¿Por qué?— pregunté. 

— Hay un chico esperándome— respondió.

 — Por favor Scarleth, eso ni tu te lo crees— hablé.

Un silencio invadió el baño.

Scarleth iba a hablar pero la interrumpí.

— Dime que ya no me amas— agarré su mano, — Solo dime que no me amas y no te molesto más— dije acercándome a ella, quedando sus labios de los míos a poco centímetros. 

— Pedri yo— apenas se escuchó.

Cuando me di cuenta tenía sus labios en los míos.

Su beso fue la respuesta de todo. 

Mis manos rodearon su cintura y en cada beso mis manes apretaban su cintura cada vez más.

— Pedri siempre haz sido tu— dijo aún con sus labios sobre los míos.

Me despegué de sus labios.

La miré, sus ojos estaban posados en mí.

— Cariño, eres la mujer que quiero en mi vida, no fue casualidad chocarnos ese día en la cafetería— sonreí, — El destino nos quiere juntos— hablé.

Una sonrisa salió de sus labios.

Se agarró sus manos y las puso en su cabeza.

— ¿Qué pasó?— pregunté confuso.

No dijo nada y nuevamente tenia sus labios en los míos.

El ambiente del baño ya estaba a otro nivel. 

Con cada beso la situación iba subiendo de intensidad. 

Mis manos estaban apretando su culo.

Las manos de ella me estaban desabrochando mi camisa, me abrió la camisa y bajó a besarme el pecho.

Subía y bajaba, me besaba en los labios y bajaba a besarme el cuello.

Sus manos bajaron hacia mi pantalón. Lentamente lo desabrochó.

— Espera— murmuré.

Ella se detuvo y me miró.

— Acaso no quieres Pepi— sonrió.

Borro Cassette | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora