𝙸↬мι pѕιqυιaтra

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Miedo. Lo más cercano que se estaba consumiendo mi realidad en estos momentos era esa palabra. Podía llorar, correr, gritar, y el resultado sería el mismo. Ya sabía que ni huyendo podía escapar de mis pesadillas.
En este mundo superficial solo podía sentir todo lo negativo que mi mente maquinara en contra de mí. Los temores que más pavor me causan estaban al asecho de mi persona como tigre ante su presa. Yo soy la presa ¿Acaso siempre seré la presa de todo lo malo?

A mi alrededor todo estaba oscuro, insonoro y desolado. Un ambiente que guardaba tres de las cosas que más temo en esta vida. Esas que me hacen sentir sola en este mundo, la cosa que más me aterra. Aun así puedo distinguir el lugar en que me encuentro. Es mi habitación, en mi casa, en un estado de serenidad irreconocible sin la algarabía que florece siempre mi familia. La ventana de mi habitación se encuentra abierta, los rayos de la luna llena se cuelan por ella y hacen que mi espacio sea un poco visible para mi cuerpo reposando en el lecho, mientras que la fresca brisa que de ahí mismo proceda, enfría todo el lugar como si estuviéramos a las vísperas del invierno, haciéndome cubrir mi cuerpo con la cobija hasta el cuello. De este modo todo parece tranquilo y perfecto. Hasta que de la planta baja se comienzan a escuchar estrépitos como chasquidos del fuego arder.

Arrastres por el suelo, junto a quejidos y sonidos maquiavélicos de alaridos llegaron hasta donde me encontraba. La sombra oscura de todo lo malo hace crujir el suelo de la casa como si de un bosque lleno de ramas secas se hablase. Mi cuerpo se sobresalta gracias al terror que esto significa para mí. Viene a por mí, como siempre.

Aquella cosa con forma humanoide era cubierta por una densa capa de oscuridad, se detiene junto a mi puerta, la puedo ver desde mi cama como ella me observa directamente a mí. Entre toda la oscuridad que alberga su subsistencia, una perfecta sonrisa de dientes blancos se ensancha en el lugar del rostro que debería encontrarse una boca.

Esto no es real. Esto no está pasando. Todo es un maldito sueño.
Intento persuadirme para despertar. Y como siempre, nunca funciona.

Mi pequeño cuerpo comienza a sacudirse por pavor, los ojos se me llenan de lágrimas y comienzo a gritar el nombre de todo el mundo en la casa, anhelando que me escuchen y me despierten de esta pesadilla.

Solo quiero despertar.

Aquella pesadilla se acerca lenta y escabrosamente hasta mí, tal que sus piernas no funcionaran como deberían. El sonido que emiten sus pasos me angustia todavía más. Cuando está en la cercanía de la ventana, la luz que emana de esta logra quitarle el velo oscuro que la resguarda. Una figura humana con la carne totalmente quemada sale a la luz.

De mi garganta sale un grito de horror. Tengo miedo. Tengo mucho miedo. Quiero que me despierten.

Aquella cosa me agarra del brazo al igual que hace siempre y cuando pienso que este es mi fin, me despierto.

– Oppa…

– Shh… – Me silencia mi hermano mayor mientras acuna mi rostro en sus brazos, dejando alzar las comisuras de sus labios al ver que por fin logró despertarme – Todo está bien. Ya has despertado.

Tiro de él mientras lo envuelvo con mis brazos. Jin deja de acariciar mis mejillas para continuarme las muestras de afecto. Por un tiempo me hundo en la colonia masculina que desprende su pecho, consiguiendo anestesiar mis respiraciones erráticas y el frio aterrador que estaban consumidos mis huesos.

– ¿Malía te encuentras bien?

Elevo la cabeza por encima de los hombros del mayor de mis hermanos, solo para terminar encontrando a toda mi familia de pie en el umbral de la puerta. Todos portaban expresiones preocupadas  mientras que sus aspectos decían que se habían tirado de la cama por mi culpa. Quizás mis gritos si los atrajeron para acá.

GOOD BOY GONE BAD ➳ Choi Yeonjun +18/ BOOK#1 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora