𝚅↬a veceѕ loѕ venenoѕ мáѕ ғυerтeѕ vιenen en ғraѕcoѕ нerмoѕoѕ.

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Las calles diurnas son a estas horas muy hermosas en Seúl. No importa que casi sean las once de la noche, muchas personas siguen en las calles. Todas las luces están prendidas, las de los locales son las más hermosas. Cada cafetería, tienda o motel haciendo competencias en cuál es el cartel más llamativo que pueda atraer a las personas. Porque a nosotros, los seres humanos, nos encanta dejarnos llevar por la belleza. Siempre juzgamos con la mirada antes que con el corazón. Por esa razón nos dejamos llevar muchas veces a la perdición. Muchas veces compramos el dulce con el magnífico envoltorio, cuando lo que hay en el interior es lo que cuenta.

Todas esas ideas transitorias en mi cabeza llevaron solamente a una persona. Mi psiquiatra. Obviamente sé que lo que me atrajo a él fue su físico. También estoy al tanto de las consecuencias que podría traer. Lucifer era el ángel más bello de Dios, y mira por donde, lo que resultó ser.

Todo puede llegar a ser “peligroso”, aunque lo lindo debería venir con ese cartel. Quizás de esa forma se cometerían menos errores ¿Lo que siento por mi psiquiatra es una de esas cosas peligrosas? Las probabilidades son altas. Y aun así, me gustaría revelar por la experiencia propia si lo es o no.

¿Acaso estoy siendo demasiado temeraria?

El coche se detuvo, Jin salió antes a tocar el timbre mientras yo me tomé un tiempo relativamente lento para agarrar mi mochila de los asientos traseros y luego seguirlo. Mis manos se hicieron puños en los listones de la mochila, ni que la tela tenga la culpa de todo lo que está pasando.

La anticipación para que el chico abriera la puerta se dio justo en el momento que me faltaba un metro por alcanzar la posición de mi hermano. Mi psiquiatra tenía una sonrisa encantadora, la cual disimuladamente pasó a osada al notarme.

– Buenas noches chicos. Ya me preguntaba cuándo llegarían con su puntualidad.

– Lo sentimos, nos tardamos porque me surgió algo – Se disculpó el mayor mientras ingresaba al interior.

Mis sentidos viajaron al muchacho de cabello veteado. Todavía no decidía si entrar o darme a la fuga, de esta última era la que más aspiraciones de ejecutar gozaban mi interior.

– No se quede fuera, señorita Agreste. Podría enfermarse – Lo próximo que vi fue su mano desplegada en mi dirección ¿Me estaba invitando a pasar? Obviamente era eso, pero mi cabeza, a la cual le encanta ponerle un poco de sazón a todo, lo vio como una incitación. Como si acabara de abrir una puerta para mí la cual jamás debería entrar a descubrir de qué se trataba – No se atrase, pequeña Malía.

No lo haré. Eso fue lo que había decidido, pero, y siempre hay un “pero”, Jin comenzó a mirarme con esa ceja enaltecida, la cual revelaba que me estaba analizando. Por eso debí tomarle de la mano y entrar.

El chico me dio un pequeño apretón en está antes de soltarme como si nada. Y aunque esa acción duró apenas dos segundos, lo vi en cámara lenta. Mientras ellos siguieron hablando sobre todo lo que estaba acordado, yo no hacía más que repetir ese toque en mi mente. La forma tan irresistible con que sus ojos me miraron, lo frías de sus manos totalmente opuestas a las tibias mías. Fue especial.

– ¿Entendiste, Malie?

No tenía idea de qué rayos hablaba Jin. Apenas había escuchado dos palabras de esa conversación. Mi nuevo mundo se llamaba en las nubes.

– Sí – Volví a mentir con mi respuesta.

– Pues está todo listo – Mi hermano exhaló sonoramente – Creo que no queda más nada que hablar.

– La verdad es que no… – Asintió el otro chico – Yo me encargaré de llevarla al laboratorio.

– Entonces es el momento de marcharme.

Por un instante tuve ganas de pedirle que no, de decirle que nos acompañara también, hasta de rogarle que me llevara con él de vuelta a casa para estar segura. Pero ese deseo fue tan efímero como un suspiro al aire.
En lo profundo de mí, existía una Malía que deseaba seguir con esto. Esa no hacía más que sumergirme a seguir descubriendo esto que desconozco.

– Doctor tienes que cuidarla por mí.

– Claro que sí. En eso no hay problema, amigo.

La sonrisa agradable del chico se ensanchó por sus comisuras al mirarme a mí, sin embargo, mi hermano solo mejoró su expresión preocupada un poco.

– Jamás me permitiría que le pasara algo – Volvió a decir el de mi misma sangre.

– Pues ya son dos – Y ahí volvió a sonreír.

El mayor finalmente se rindió y se marchó de la sala tras pasar unos minutos deseándome suerte e envolviéndome en sus brazos. Una que necesitaría más por otras razones que la prueba. 

– Cuídate mucho – Fueron sus últimas palabras.

– Sí, oppa, estaré bien.

– Lo sé, ya eres mayor.

El propietario de la casa cerró tras esas palabras. Esas palabras que quedaron rebotando en mi cabeza ¿Realmente ya era mayor? ¿Ya estoy al mando de mi propia vida? ¿Estoy lo suficiente calificada para tomar decisiones por mi cuenta?

– ¡Al fin! – Celebraron a mi costado, devolviéndome a la tortuosa realidad, nos encontrábamos a solas nosotros dos – Estaba deseando porque se perdiera de mi vista desde hace rato.

Tragué en seco, ladeándome para captar a mi psiquiatra. Grande fue mi sorpresa cuando un chico de sonrisa ladeada me agarró por el cuello y me acorraló contra la pared del frente. El impacto me arrancó un gemido que fue callado por la instrucción de su boca con la mía.

No podía creer lo que estaba pasando, mucho más lejos poder llegar a pensar en algo. La irritable de mi mente había sido apagada. La forma tan imponente, desesperada y sincronizada que movía sus labios había  acabado de meterme en un embruje. Todo había quedado en segundo lugar, el primero era continuar este adictivo beso. Este no era mi primer beso, pero joder, un beso así debía quedar de primero.

Su mano libre recorrió el camino de mi espalda hasta la parte baja, agarrando con un fuerte apretón uno de mis glúteos. Otro gimoteo se me escapó, esta vez, fue el atajo para que su lengua me invadiera.

No voy a mentir, el calor estaba subiendo por mi cuerpo a ritmos que pensé imposible. Tal vez debería permitir que haga lo que quiera conmigo. Dios mío, nunca creí que fuera tan calenturienta.

Quizás él sea un veneno. Quizás no deba probarlo. Quizás me causaría la muerte. Finalmente mi indecisión había llegado a un acuerdo, por hoy me dejaría ser envenenada por este chico.


 Finalmente mi indecisión había llegado a un acuerdo, por hoy me dejaría ser envenenada por este chico

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Ya sé, ya sé, el cap está algo corto. Lo siento por eso, pero él próximo ya arreglará este.
Y bueno, ¿qué les parece lo que está pasando entre Yeonjun y Malía? ¿Os parece apresurado?

GOOD BOY GONE BAD ➳ Choi Yeonjun +18/ BOOK#1 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora