Trunks camina con impaciencia de un lado a otro. Le resulta algo imposible mantenerse quieto. En su interior, su lobo se encuentra alterado, caminando en círculos y gruñendo bajo; lo cual, solo lo ponía aún más intranquilo.
Le cuesta cada gramo de su voluntad controlar los impulsos que amenazan con desplazar a su raciocinio, y no ir en busca de alguna información sobre el estado de Goten.
Aún, dentro de sí, residía la fantasmal sensación de pánico que lo envolvió al verlo desvanecerse frente a sus ojos. Su frágil cuerpo temblando sobre sus brazos; su mirada perdida, destellando en puro desconsuelo.
No supo a ciencia cierta qué hacer ni cómo actuar; guiado únicamente por los instintos de protección que afloraron repentinamente, lo único que percibió como racional en ese momento fue traerlo hasta su departamento. Este estaba mucho más cerca que cualquier hospital y confiaba ciegamente en que la persona a la que había llamado por teléfono tenía las habilidades médicas suficientes para manejar un caso como ese.
Además, llegar a un hospital con un muchacho inconsciente en brazos, teniendo en cuenta que fácilmente sería reconocido como el heredero de la corporación más importante del país no era una opción de momento; solo la Diosa Luna sabía la clase de revuelo que se armaría cuando una noticia como esa saliese a la luz. Prefería evitar todas las repercusiones que todo eso traería consigo, no solo para él mismo, sino también para Goten.
Pero, en caso su amigo necesitase de una atención más especializada, no dudaría en hacer todos los trámites necesarios para que fuese internado en el mejor lugar de la ciudad. Solo rogaba porque ese no fuese el caso y lo que sea que le estaba sucediendo a Goten no fuese demasiado grave.
Al llegar a su departamento, depositó el cuerpo del pelinegro sobre su cama; su débil respirar provocó que una nueva punzada de desesperación hincase su pecho.
Escuchó a su lobo rugir exasperado por no poder hacer nada por el chico y se obligó a sí mismo a calmarse, pensar con la cabeza fría y controlar sus instintos. Si dejaba sus emociones fluir de esa forma, solo harían un desastre con su raciocinio.
A los pocos minutos, el sonido del timbre anunció la llegada de alguien. Sabiendo de quién se trataba, no lo dudó ni dos segundos antes de correr a la puerta y abrirla. Su lobo territorial y posesivo, no tardó en hacerle saber que la presencia de otro alfa en un momento así no le era del todo agradable; sin embargo, no pudo hacer otra cosa más que ignorarlo, obligándose a dejar de lado esos absurdos pensamientos y centrarse en lo que verdaderamente importaba en esos momentos: Goten.
Por lo que, en ese instante, su amigo se hallaba encerrado en su habitación, evaluando al chico; mientras él solo podía rogar por que los conocimientos médicos del alfa pudiesen hacer algo para ayudarlo.
--Trunks.
Tras escuchar el llamado, el nombrado volteó sobresaltado. No dudó en acortar la distancia que los separaba, clavando sus ojos suplicantes sobre la figura del alfa, quien yacía parado al inicio del pasillo.
Necesitaba una buena noticia. Lo que sea que le dijese que Goten estaba bien y que se iba a recuperar. Cualquier cosa que acabase con el horrible vacío que se había creado en su interior desde que había salido corriendo del establecimiento en el que se había llevado a cabo la ostentosa fiesta de sus padres. Sin embargo, el rostro del contrario se mantenía imperturbable, mostrando esa típica inexpresividad que le imposibilitaba poder leerle.
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Dearly last days [Truten]
Fanfiction¿Hay alguna posible salvación para un omega con un lazo roto? La respuesta a esa pregunta es igual de simple como devastadora: No la hay. Y eso Goten lo sabe perfectamente. Por ello, se ha resignado a tener que vivir sus últimos días siendo consum...