Capítulo 8: Salto de fe

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Las pestañas del omega batieron suavemente hasta que terminó por abrir los ojos. Poco tardó en reconocer el techo alto que ahora mismo miraba, al igual que la sensación del cómodo colchón y de las suaves sábanas sobre él.

Sabía perfectamente dónde estaba.

Se incorporó con lentitud y dejó su espalda reposar sobre el respaldar de la cama. Afortunadamente para él, el malestar parecía haberse desvanecido y ya no sentía la cabeza como si estuviese a punto de explotarle.

--¿Cómo estás?--Se sobresaltó levemente al escuchar una voz a su lado. Giró en su dirección y vio a Trunks sirviéndole agua en un vaso que poco después le extendió.

¿En qué momento había entrado? ¿O acaso había estado dentro de la habitación todo ese tiempo?

--Mejor. Al menos ya no tengo fiebre.--Musitó, sintiendo la garganta seca, por lo que decidió ingerir un poco del líquido.--Gracias.

Tras ello, volvió a extender el vaso a Trunks, quien lo dejó en la mesita de noche, junto a la jarra que había traído. 

--¿Qué fue exactamente lo que sucedió, Goten?--Quiso saber el alfa. El omega pudo notar cómo sus rasgos se endurecieron, lo que ocasionó que un estremecimiento lo sacudiese por completo.--Tu aroma estaba fuera de control; esos alfas pudieron hacerte daño y no habría ley que te protegiese porque tú mismo usaste tus feromonas para atraerlos.

El omega ladeó la cabeza al escucharle y elevó una ceja.--¿En serio piensas que hay leyes que protegen a los omegas de este tipo de cosas?--Una sonrisilla incrédula se dibujó sobre su rostro.--Esto no es Inglaterra, Trunks.

Había resentimiento en su voz, lo cual no pasó desapercibido para el alfa, quien se vio incapaz de responder a esa pregunta. Había estado muchos años lejos de su país natal y, ciertamente, desconocía cómo era el asunto de las leyes y normas de convivencia entre las castas dentro de la sociedad japonesa. Quizá había pecado de ingenuo al creer que eran las mismas que Inglaterra sabiendo que Japón era un país mucho más conservador en todos los aspectos. Pero ¿Acaso no era algo universal el hecho de que los omegas tenían que ser protegidos al ser la casta más débil en la sociedad?

El omega, al notar el silencio del alfa, desvió la mirada hacia las sábanas y soltó un suspiro. No había querido decir eso, mucho menos de la forma en la que lo había hecho, pero era inevitable para él no responder impulsivamente cuando se trataba del asunto de las desigualdades e injusticias que vivían los omegas; sobre todo, cuando él había sido muchas veces víctima de ello. 

Sacudió levemente su cabeza a fin de alejar aquellos pensamientos y centrarse en responder la pregunta que le había hecho Trunks.

--Yo tampoco tengo idea de qué fue lo que pasó. Antes de llegar a la estación, tomé un supresor, de esos que me dio tu tío para poder estar tranquilo durante el viaje; pero, poco después comencé a sentirme muy mal. Pensé que se trataba de mi malestar habitual; pero esta vez, los síntomas habían empeorado al punto en el que no podía soportarlo más. Así que busqué un lugar seguro para colocarme uno de los inyectables de emergencias; pero, eso solo hizo que todo empeorase. Los síntomas se hicieron más fuertes y mis feromonas se descontrolaron. Quise escapar de allí, en serio quise, pero esos alfas me atraparon antes de poder lograrlo.

Trunks meditó por un momento sus palabras; su ceño estaba claramente fruncido, en confusión.--No lo entiendo, se supone que los supresores deberían ayudarte a controlar tu parte animal junto a tus feromonas, no debería estimularlos de esa forma.

A menos que...

Entonces, las palabras de su tío resonaron en su cabeza. Quizá a Goten le quedaba menos tiempo del que creía y ni siquiera los mejorados supresores de la Corporación Cápsula podían hacer algo para contrarrestar su debilitamiento. 

Dearly last days [Truten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora