Estoy listo para tí

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—Entonces ¿te autorizaron el préstamo?, Un Dorian mas maduro,  ya no el muchachito de veinte años que conocí, me miraba feliz.
Sus ojos reflejaban una brillosa excitación.
Hace un año Dorian se graduó y ahorró, ahorró y ahorró para poder abrir una pequeña tienda de diseño. No era tan elegante como aquella en donde trabajaba cuando lo conocí, pero era muy redituable.
Y hoy celebraríamos que le dieron un préstamo para poder expandir el local.
—¡Siiii!, me lo autorizaron, abracé a mi pequeño cisne y le di vueltas. 
—Estoy muy feliz por tí, mi amor, le di un beso, después de cuatro años no me cansaba de besar esos labios y tan poco me avergonzaba tomar su mano para salir a la calle.
—Gracias Teo, por apoyarme, su alegría era contagiosa, todo él era hermoso.
Entonces ví mi vida, ahí en aquel pueblito cercano al triángulo de las Bermudas, encontré el amor , encontré mi vida pero sobre todo me encontré a mí mismo.
Mi padre hace años que pidió su transferencia y no hemos vuelto a hablar, no ha sucedido porque él no responde mis llamadas.
Mi madre, su esposo y mi hermana nos visitan regularmente, ya tengo una relación con mi hermanita que amaba a Dorian y él la amaba a ella.
Mis suegros son otro rollo, mi suegro siempre me lleva a partidos de béisbol del pueblo, y tomamos unas cervezas juntos, ese tiempo Dorian lo aprovecha para cuidar a su sobrino, el hijo de una muy exitosa Wendy, quien lo dijera que mi cuñada por fin maduró y decidió que en vez de usar las nalgas, usaría el cerebro. Pero así fue.
Se casó con un arquitecto más joven y son felices con su nueva familia.
Julio es nuestro compadre, Dorian y yo fuimos padrinos de sus gemelos y nos llaman tíos, Gerald no volvió a hablar con nosotros, de hecho nos enteramos que por razones de trabajo se mudaron a otra ciudad y al poco tiempo se divorció.
El pueblo sigue igual, ya los conozco a todos, ellos me conocen, ya no soy más el hijo del médico militar, ahora soy el arquitecto y me pone tremendamente feliz.
Mis tías vienen seguido con su hijo que acapara a Dorian, ellas también lo aman.
En este proceso pasamos por nuestras propias luchas para adaptarnos y vivir juntos, después de todo un hombre, por muy gay que sea, sigue siendo humano y los humanos somos territoriales.
Peleábamos hasta por no contaminar con metano al tirarnos un gas.
Ahora hemos madurado, nuestras batallas son otras.
Pero estoy feliz, amo a ese hombre y solo a ese.
Dorian sigue siendo mi cisne extravagante, y no me veo con otra persona que no sea él.
Un arquitecto me preguntó, ¿por qué si me gusta que Dorian use rímel, mejor no me quedaba con una mujer? Yo sonreí, respiré y pensé para mis adentros, "sobre la facilidad que tenemos los seres humanos para cuestionar o juzgar a otros". Pero también he entendido que yo no puedo cambiar siglos de prejuicio, pero sí puedo poner mi granito y dar mi opinión, tal vez en ese proceso la persona entienda y respete, tal vez no. Pero no dejaría yo de intentarlo.
Dorian y yo nos vamos a casar. Por fin el desgraciado hará de mí un hombre honesto, pero hoy lo sorprenderé con un regalo, un anillo... ¡Para el pene!, probablemente termine con eso en mi culo, pero soy feliz con mi hombre que me convirtió en gay.

Te convertí en gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora