Mi padre rápido supo de mi relación con Dorian.
Teniendo en cuenta que vivíamos en un pueblo pequeño, era de esperarse que la noticia le llegara pronto.
—¿Cómo es eso de que eres un pinche maricón?, mi padre rugió desde el comedor mientras yo sentado hacía un croquis, ni siquiera saludó al llegar.
—Soy gay señor, eso es lo que soy.
Mi voz sonaba tranquila pero yo bien sabía que la tormenta se estaba desatando.
Un fuerte golpe sonó en la mesa, —¿te estas burlando de mi nombre muchacho?, mi padre tenía fuego en la mirada, así que dejé lo que estaba haciendo.
—Nunca me he burlado de ti, mi mirada lo enfrentó.
—¡Te exijo que dejes de ver al joto ese!
Yo me levanté retadoramente. Ahora no era mi padre al que veía. Era a un tipo agresivo.
—No soy un niño papá. Soy un hombre.
La carcajada sardónica de mi padre reverbero en el pequeño comedor.
—Un hombre se acuesta con mujeres, el odio en su mirada era brutal.
—Un hombre no es el que se acuesta con mujeres, es aquel que asume lo que es, a pesar del rechazo.
Creeme papá, se necesitan mas pelotas para decir: soy gay, que para joder a una mujer.
Mi pecho subía y bajaba con enojo mientras mi cuerpo se tensaba expectante.
Mi padre apretó los puños.
—¡Largate de mi casa!, cuando te hayas cansado, entonces regresa, pero sin salirme con esas tonterías de que eres un puto.
Furioso mi padre dejó la habitación. Yo metí mi cabeza entre mis manos. Mi padre no estaba jugando.
Yo era ya un adulto, así que no podría llamar a mi madre que vivía a horas de distancia e involucrarla en feo pleito entre el general y yo.
Entonces le pedí ayuda a la única persona que sabía podría ayudarme.—Claro que puedes quedarte conmigo, Dorian vivía solo pues su campus estaba a una hora del pueblo en donde vivían sus padres.
El abrazo de Dorian reconfortó mi mundo. En esos días él se encargó de recoger las piezas de mi corazón y volverlas a juntar y un nuevo respeto nació de mí para él, pues a pesar de ser agredido Dorian desarrolló el poder de la empatía y ese es un súper poder pues le permitía comprender sin ser duro con los demás. Y yo desee aprender ese súper poder porque sabía que lo necesitaría en mí.
También recibimos el apoyo de amigos y de la familia de Dorian.
Llamé a mi madre, estaba muy nervioso pues siempre estará en el humano ese sentido de no querer decepcionar, pero tanto ella como su esposo también nos apoyaban, nos enviaron ayuda y de inmediato ella, su esposo y mi hermana amaron a Dorian.
También quería decírle a mis abuelos a quienes amaba y respetaba, pero es difícil entender a personas de otras generaciones con conceptos más arraigados.
—Creo que voy a decepcionar a mis abuelos, dije a mi madre con una voz tan derrotada. Mi temperamento se achicó por un momento y también descubrí que una cosa es jurar soportar todo lo que venga, pero que era muy diferente llevarlo a la practica, pues al verme solo, sin mi padre, sin amigos, no les mentiré, quise renunciar a todo y regresar al "buen camino". Pero Dorian y sus ojos, Dorian y su fuerza, me mantuvieron decidido a soportar. No por él, sino por mí, porque mi amor valía y yo quería que él estuviera seguro de eso.
—Tus abuelos ya lo saben y te están depositando una cantidad para que compren tú y tu novio una casita. O para que se mantengan mientras piensan que hacer y Teodoro, mi madre hizo una pausa, —nosotros no debemos escondernos cuando amamos.
Decir que lloré fue poco, mi madre nos apoyaba y mis abuelos a quienes amaba, entendían. Entonces agradecí a la vida por darme a la gente que me ama y que no me juzgaría.
Dorian me miraba embelazado como yo había
deseado ser mirado por él.
—Te amo, besé a Dorian mientras mirábamos televisión y nos abrazábamos en el sofá.
Por nada del mundo cambiaría esos momentos tan domésticos.
Poco a poco los besos se volvieron mordidas y jadeos.
El temor en la mirada de Dorian era tan claro.
Pero nunca estuve preparado para encontrar el cuerpo de un hombre, tan deseable. Aquellos hombros redondos, y esa piel tan blanca, jamás imaginé que la piel de un tipo fuera suave, a pesar de la dureza propia.
—Me encantas, dije cuando por fin el cuerpo de Dorian estuvo sin ropa.
El premio mayor fue ver su trasero... ¡qué trasero señores! Y mi masculinidad se fue al carajo cuando me arrodillé a chupar esa polla rosada y dura.
El sabor, el aroma, la textura, todo era para mí un tesoro recién descubierto.
Los gemidos de Dorian y sus manos torturando mi polla sólo me incentivaban mas.
Yo quería probar todo de él.
Su sabor salado, amargo y dulzón era un delicioso contraste.
Yo lo quería... No, yo lo necesitaba. Recordé mi curso rápido de sexo gay y mi lengua viajó hasta su culo.
El oscuro sabor y sus ruiditos todo, era un viaje nuevo para mí.
Mis dedos exploraron y rozaron buscando esa mentada piedrita, ahora dejenme decirles que no es tan fácil sino tienes el entrenamiento y la paciencia de un proctólogo pero lo logré. Lo supe cuando escuche el jadeo perdido de Dorian y su cuerpo se estremeció.
Solo me tomé unos minutos más porque mi polla picaba por enterrarse en ese glorioso lugar.
—Teo, por favor, escuchar a mi cisne mendigar por mí fue la cosa mas erótica que yo haya vivido.
Su cuerpo se retorcía reclamando atención... Mi atención.
Con la mayor calma posible coloqué el condón en mi polla, lubriqué la entrada a detalle y me alinie en aquella deliciosa cueva... Empujé.
La diferencia entre una vagina y un culo era abrumadora.
Lo apretado de Dorian, y sobre todo, ese sentimiento de estar en el lugar correcto, con la persona correcta en el agujero correcto, fue revelador.
Y con fuerza empujaba mis caderas hasta escuchar esos ruidos de pieles chocando con vigor.
Dorian gemía tan sensual y de alguna forma el poder de tener a un igual debajo de mi fue el cielo y un poco más.
Nunca se podría comparar con ese momento mis anteriores experiencias heterosexuales.
Dorian era para mí lo más erótico que yo hubiera visto.
Si bien su cuerpo carecía de redondos pechos, sus hombros eran los de un hombre y su voz era un poco masculina, era perfecto para mí.
Los dos explotamos en un ruidoso orgasmo, uno que celebraba nuestro amor, celebraba nuestra vida juntos por muchos años.
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Te convertí en gay
RomanceTeodoro Bravo es nuevo en el pueblo. Al cambiarse creyó que el lugar era un lugar con un importante atraso. Pero el campus en el que su padre el Capitán David Bravo lo transfiere es uno de los mejores campus en el país. Pronto Teodoro se hace novio...