WAXING CRESCENT.

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POV'S VALERIA.

Después de haber visto a Abigail, tuve que salir justo como entré de su casa, como un fantasma. Para sus padres no iba a ser agradable verme en el cuarto de su hija y por mucho que me insistió, decidí irme antes de que sus padres despertasen. Antes de eso, le aseguré a Abigail que hablaría con ella de lo que me había sucedido después de la reunión atrasada con sus padres. Estuve dando vueltas por la ciudad, no sabía si regresar al rancho de Rebeca era lo correcto. Tampoco sabía si ocupar aquella tarjeta que me ofreció para hospedarme en algún hotel o cuarto, ni siquiera sabía si iba a ocupar alguna vez su número de teléfono o el del tal Diego. Pero mientras más avanzaba el día, la idea de volver al rancho y ver de nuevo a Rebeca se hacían una buena opción.

Diego: ¿Hola?, ¿quién es?

Valeria: Soy Valeria, Diego. La sobrina de-

Diego: Pensé verdaderamente qué ibas a ignorar a la patrona y harías como que no existe.

Valeria: Primero, gracias por la interrupción. Segundo, por mucho que no quiera problemas, esa señora tiene a mi padre y debo hacerme cargo de él.

Diego: Mija, esa señora aunque no quieras y con todo el respeto que mereces por ser sobrina de la patrona, es tú tía. Y ni por lo que es, deja de serlo.

Valeria: Qué huevotes tienes para decirme eso, ¿y si le digo a tu patrona tu forma de hablarme?

Diego: La patrona sabe muy bien que mi hocico es grande pero que soy leal, así que no ganarías nada. - Pensé un momento, tenía razón, de toda su gente ese wey era el único que me había presentado formalmente.

Valeria: Bueno, Diego. Ahora que nos hablamos de tú y que por lo que veo no me puedo librar de esto, necesito ayuda.

Diego: A sus órdenes, la jefa dijo que te diera lo que pidieras.

Valeria: No tengo casa en Las Almas, el cuento ya te lo sabes del por qué no. Así que necesito un lugar donde hospedarme durante mis vacaciones de la base.

Diego: Algo me comentó la patrona de que podrías pedir eso, desde ayer hay una casa en el mero centro de la ciudad que es completamente tuya desde ya. Está vigilada para protegerte pero ni cuenta te darás, te paso la dirección por mensaje morra.

Cuelga, mandando la ubicación. Me pongo tensa cuando pienso en el hecho de estar en una de las casas del cartel, pero no puedo hacer otra cosa. Mi dinero no es ni suficiente para hospedarme en algún hotel durante todo el mes y el tener que pagar la gasolina de la camioneta junto con querer salir con Abigail, no me alcanzaría ni para una jodida semana. Manejo hasta la ubicación, la casa no solo es enorme, si no que está completamente vigilada, al menos la gente que lo hace está vestida como seguridad privada y no dan pinta de narcos.

Desconocido: Buenas tardes, jefa. Me dijeron que llegaría, el jefe al mando del cuidado de la casa está dentro esperándola. Usted deje su camioneta aquí, nosotros la cuidamos.

Valeria: Yo, bueno. - Corregirlo era mi objetivo, no era su jefa, ni tampoco ama y dueña de la casa, pero me detuve de hacerlo. - Gracias, cuiden bien la camioneta eh, ni un rasponcito.

Salgo del auto, dirigiéndome a la puerta de la casa, otro hombre abre la puerta por mi, el cuidado que ponen en tratarme me pone nerviosa. ¿Esto es lo que experimenta Rebeca siempre?, ¿este poder tan fuera de límites imaginables?

Luis: Mi señora, soy Luis. Jefe de seguridad de su casa y de su persona, la patrona nos dijo que cuando usted llegara le dijéramos que desea volver a verla mañana aquí en su residencia. Si no le molesta. - Su forma de tratarme como un superior me recuerda el ejército, la disciplina que te hacen tener con tus superiores es igual.

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