FULL MOON.

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POV'S ABIGAIL. 


OCHO AÑOS DESPUÉS.

Entro a casa, la casa más bella que he visto en mi vida, ni siquiera recuerdo haber presenciado otra casa igual. Su piso de madera oscura y sus paredes rojas, justo mi color favorito, le dan un toque tan personal que cada que lo veo al entrar me enamora. Hay detalles en los muebles y objetos de la casa que me recuerdan al completo a ella, camino a la sala, buscándola. Escucho ruido en su despacho, regularmente a esta hora no trabaja pero seguramente hoy fue de esos días donde se la pasan marcándole para que todo salga a la perfección, ella odia que las cosas no salgan como desea, así que si tiene que pasarse todo el día asegurándose de que todo salga bien, lo hará. Abro la puerta, ella está dando vueltas por su despacho, mientras nuestra hija juega en su escritorio. Quiero esa imagen siempre que llegue a casa, las dos mujeres de mi vida juntas.

Valeria: Qué no, entiende que no podemos dejar ese negocio así nada más por que sí y no me hagas colmar la paciencia qué mi hija está aquí, Abigail me mataría si digo malas palabras frente a ella. - Está tan concentrada en su llamada que solo cuando la veo tensar su cuerpo y voltear hacia mi dirección, es que pone su completa atención en mi. - Y ya fue suficiente, soluciona el problema por que yo tengo cosas más importantes, ¿entendiste?

Michelle: ¡Mami!, ¡llegaste! - Nuestra hija corre hacia mi, mostrando esa sonrisa tan preciosa que tiene. La cargo en brazos y beso sus mejillas.

Abigail: Hola mi bebé, te extrañé.

Valeria: ¿Y a mi no me extrañaste?, digo. - Se acerca a mi, besando mi mejilla y abrazándome con 

Michelle en mis brazos. - ¿Día pesado?

Abigail: Ni qué lo digas, hay demasiado qué hacer. ¿Tú también tuviste mucho trabajo? - Valeria toma a nuestra hija, bajándola y ella sale corriendo al comedor, sabe que es hora de cenar y seguramente tiene hambre.

Valeria: Es difícil controlar tantos negocios al mismo tiempo, pero no importa, lo que sea por ti y nuestra hija. - Me acerca con sus manos en mi cintura, sonriendo. - Verdaderamente te extrañé, amor.

Besa mis labios, pérdida en la sensación de su boca, olvido todo. Pero luego una sensación abrumadora me invade, algo comienza a zumbar en mis oídos, trato de ignorarlo, de no hacer caso a aquello que me llama. Pero me es imposible.

Michelle: ¡Mamá!, ¡despierta mamá!, ¡mami!, ¡voy a llegar tarde a la escuela!

Abro mis ojos de golpe, levántandome lo más rápido que puedo para cambiarme la pijama por cualquier prenda de ropa que encuentre.

Abigail: Ve a la cocina anda, pon el café y ya voy a hacerte tu desayuno. - Brinca de la cama, corriendo a la cocina, sé que es capaz de hacer eso sin problema. A pesar de tener solo seis años Michelle es más lista de lo que aparenta.

Camino apurada a la cocina, haciendo su desayuno tan rápido como me da el tiempo, si evitamos el sentarnos en la mesa a comer, aún tenemos 15 minutos para llegar a su escuela. Pongo su desayuno dentro de un tupper, un vaso de café y su habitual licuado de las mañanas, toma su mochila y yo las llaves de mi camioneta y salimos, aún tenemos 10 minutos a nuestro favor. En el camino come su desayuno y toma de su licuado.

Abigail: Perdona por no despertar con la alarma, amor. Posiblemente el trabajo me tiene cansada.

Michelle: No mami, no te preocupes. De todos modos ayer dormimos tarde por que estuviste jugando conmigo y contándome anécdotas de cuando estabas en el ejército. - La veo sonreír por el retrovisor, ella es demasiado madura para su edad, ya que al vivir en Las Almas y ella al ser una niña, es mejor que sepa cuidarse aunque yo esté con ella.

EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora