Capítulo 20

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Capítulo 20

Krystian detuvo su coche frente a la casa de Sandra y durante unos instantes mantuvo el motor encendido, en la radio sonaba I just died in your arms tonight de Cutting Crows. Era como si creyera que ella iba a abandonar el vehículo en un segundo. Sabía que no lo haría, por lo que giró la llave del contacto y el coche se apagó. Permanecieron en silencio un momento, con las luces apagadas.

—Ha sido una noche increíble.

Para Sandra todo era maravilloso. Ella, no sabía cómo, siempre le encontraba el lado bueno a todo.

—Ha sido rara... —comenzó él y después se giró para mirarla—, pero increíble, sí.

—¿Vas a acompañarme a casa y besarme en la puerta?

—Si queremos que tus padres me denuncien y que tu hermano me envenene el café mañana... por supuesto, lo haré —bromeó él.

Sandra se desabrochó el cinturón de seguridad y se quedó observándolo unos instantes, pensativa.

—Creo que exageras.

—¿De verdad?

—Mi hermano lo acabaría aceptando. Nando nos quiere mucho, a los dos. Y mis padres... ¿qué pueden hacer al respecto?

Krystian se pasó la mano por su cabello muy corto, suspirando.

—No es solo por nosotros, Sandra. Es el contexto de todo lo que ha sucedido, de todo esto. Estoy seguro de que tu hermano querría para ti la historia de amor más bonita del mundo y que mataría por conseguir que así fuera.

—¿Y la nuestra no lo sería? —preguntó Sandra, enarcando una ceja—, porque, llámame loca, pero a mí me lo parece. Además... —en su hermoso rostro compuso una sonrisa traviesa—, eso es que ya nos ves como «algo» tangible, ¿no?

Esa chica era terrible. Lo iba a volver loco y lo único que Krystian podía hacer a esas alturas era contemplar cómo se aproximaba al vacío.

—Somos algo tangible. Y algo peligroso, también.

Ella lo observó en silencio de nuevo y sus ojos parecieron querer retarlo. Krystian tuvo miedo de sus próximas palabras y no era un temor infundado, en algunas ocasiones ella sabía cómo meterlo en verdaderos aprietos.

—¿Vas a pararlo ahora que aún puedes? —preguntó Sandra finalmente.

Estaba muy equivocada si pensaba que él tenía el poder de terminar con eso. Sus sentimientos se habían convertido en una bola de nieve que rodaba por el suelo, creciendo cada vez más. Y solo chocando contra algo más grande podría explotar.

No respondió, no se sentía con fuerzas para hacerlo. Por el contrario, Krystian tomó aire y se acercó a ella, besándola sin que Sandra se lo esperara. Lejos de resistirse, la joven se dejó hacer, recreándose en la ternura de él, cuyos labios representaban aquello que ella había anhelado durante años. Lo sintió acariciar su nuca con los dedos y la sensualidad de sus movimientos, así como la suavidad con la que él la besaba, solo la convenció un poquito más de que todo saldría bien al final.

Entrar en el corazón de Krystian no era tarea fácil, pero ella se sentía un poquito más cerca a cada instante.

***

Minerva gruñó en su cama cuando el estridente sonido de su teléfono móvil la despertó. Ni siquiera lo tomó entre sus manos, sino que agarró su almohada y se cubrió los oídos con ella. El teléfono dejó de sonar durante cerca de treinta segundos en los que ella sintió que volvía a dormirse de nuevo, pero la ilusión duró poco tiempo, pues la melodía odiosa regresó instantes más tarde.

Cada centímetro de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora