Capitulo 8: La visita

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El Domingo había pasado muy rápido y ya era Lunes otra vez, los días de descanso que se permitía tomarse al tener uno de los cargos mayores no eran suficientes para hacer nada, cuando se daba cuenta ya se encontraba en su oficina a la espera de algún llamado o investigando un caso. Pero ese día se sentía distinto, como si algo alejado de su rutina fuera a pasar. Levantó su vista de la carpeta con papeles que debía firmar y vio salir del ascensor el rostro que vivía en su cabeza desde aquel encuentro. No tenía su ropa de trabajo, vestía una camisa al cuerpo, unos pantalones ajustados y unos zapatos negros que podría jurar que se vería su propio reflejo si se acercaba. Parecía buscar a alguien, ¿En el departamento de policías? Imposible, si juró odiarlos, ¿por qué querría a uno de ellos? Sus miradas se cruzaron y Mickey pudo sentir como un escalofrío recorría todo su cuerpo hasta hacerle pegar un pequeño salto que lo descoloco, la última vez que había sentido algo así fue en la secundaria. Ella se llamaba Sofía, era un año más grande y él podía jurar que sus ojos contenían magia y lo hechizaban cada vez que lo veía. Pero ya esos tiempos habían cambiado y el paramédico no iba a hacer que eso vuelva a pasar.

El pelirrojo parecía acercarse en cámara lenta, con sus ojos todavía fijos en él y sin importar quién se cruzara por su camino. Cuando solo los separaba unos dos cubículos se giró y encaminó su gran cuerpo a la oficina de al lado donde se encontraba César, una de las personas que más odiaba en aquel lugar y con la que lamentablemente debía convivir. Se saludaron con un cálido abrazo, como si se conocieran de toda la vida y verse fuera lo mejor que les pudo pasar. "Ian es increíble el trabajo que haces" le dijo César mientras palmeaba su hombro, no había prácticamente paredes y todo se podía escuchar, "Por eso creo que deberías ayudarnos de una forma más directa aquí, si te parece claro" Imposible, quién se creía que era para ofrecerle trabajo, por más que quisiera pasar por encima suyo la mayoría de las decisiones finales las tomaba él y esta no iba a ser la excepción.

Herencia maldita;GallavichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora