Con una caminata veloz, porque correr dentro de las oficinas no se podía y era algo que estaba prohibido, Mickey y su compañera de patrullero se adentraron en el garaje. Subieron al auto y tan rápido como podían se fueron acercando al lugar. Él iba serio, con la mirada al frente, concentrado en las calles que iba dejando detrás y pensando desde antes como iba a solucionar la emergencia ocasionada.
-Hoy es un día frío- dijo Silvia, la oficial a su lado quería sacar un tema de conversación, por más que muchas veces lo había intentado y recibía la misma respuesta: silencio.
-Si quiere intentar que hablemos de algo le pido que lo último que saque sea el clima, me parece bastante básico. Aun así no quiero conversar, estamos yendo hacia una escena donde nos podemos encontrar con una persona sin vida. ¿Usted cree que lo mejor es tener en mente el clima de hoy?-En realidad, el clima de hoy si le interesaba, porque era su clima favorito. Pero no lo iba a hablar con ella, menos manejando a tal velocidad y dirigiéndose hacia un problema desconocido.
Los próximos cinco minutos fueron inundados por un silencio incomodo, uno que hacía que ambos quisieran no estar allí de ninguna forma. Silvia movía sus manos al ritmo de una canción que sonaba en su cabeza, porque claramente ponerla en la radio no era una opción. Cuando menos lo esperaron ya estaban en el lugar, "por fin" dijeron ambos para sí mismos.
La ubicación estaba rodeada por dos patrulleros más, había varios policías cerrando la zona y otros tanto entrevistando a los testigos de lo que parecía un choque entre dos motos. Mickey se acercó con paso firme y lento hacia uno de los dos afectados que se encontraba sentado con su cabeza baja, mientras que el otro estaba casi a su lado acostado mirando para arriba. A simple vista no parecía herido, pero solo le basto moverse un poco para ver su pierna y la gran herida en ella.
-Hola, ¿Cómo se llama?- le preguntó intentando ignorar el estado en el que se encontraba.
-Camilo Gutiérrez- aquel chico escupió su respuesta tan rápido como pudo, como algo automático, seguro producto del shock que había vivido.
-Hola Camilo, ¿te acordás que pasó?- cuando de accidentados se trataba Milkovich no podía ser "rudo" o tratarlo mal, suficiente era todo lo que le pasaba para que llegue él y hacerle pasar un peor momento.
El muchacho le empezó a contar con detalles lo que había pasado, como él venía en su moto y el otro hombre cruzó sin mirar, haciendo que se choquen y salgan disparados ambos de sus vehículos, dejándolos a una distancia bastante grande el uno del otro. Camilo siguió describiendo todo de forma rápida y sin parar, pero Mickey se quedó en lo último que había escuchado: ambos habían quedado lejos del otro. Subió su vista intentando no confirmar aquello que ya veía venir, pero lamentable era afirmativo, ambos estaban a distancias muy cortas siendo atendidos por la policía y eso solo podía significar una cosa. Los habían movido.
ESTÁS LEYENDO
Herencia maldita;Gallavich
Hayran KurguMickey Milkovich es el jefe de policía más respetado de la ciudad, nadie jamás se atrevería a pensar distinto que él. Lleva su cargo con orgullo y como una tradición familiar que comenzó con su abuelo que murió trabajando. Pero qué pasa si un día ll...