Capítulo 11. Rangos

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    Aún a pesar de que el demonio le mostró a Aki a sí mismo llegando con ella, la preocupación no se fue de él hasta que no la tuvo a su lado y sintió su calor corporal de cerca y su pecho subir y bajar junto al de él.
    Estaba más que consiente de lo que los demás podían estar pensando, incluida ella, pero lo que le importó no fue eso, al contrario, estaba más interesado en sus propios pensamientos y sentimientos del momento.

    —¿Qué haces aquí?— le preguntó ella, aún siendo rodeada por sus brazos.

    —Debiste si quiera dejar una nota.

    Pudo sentir como ella sonrió, solo por eso se permitió alejarse un poco.
    —Sí, sabía que dirías eso.

   Se tomaron unos minutos para explicar, tanto Nakoto como Aiyana, la situación del lugar y las personas desaparecidas.

    —¿Y por qué no puede encargarse usted?— preguntó Aki al hombre— Después de todo es de rango superior, ella también es...

    —Ella es rango dos, sí; más sin embargo, anteriormente era de rango uno, por lo que esa no es objeción válida.

    Aki no pudo evitar verla de inmediato, debido a que esa era información nueva.

—¿Eras rango uno?

    Aiyana solo asintió.
    No era que los rangos le importaran demasiado a Aki, de hecho le molestaba poco saber que no había subido el suyo desde hacía más de tres años; sin embargo, le sorprendía saber que Aiyana hubiera subido, aunque en realidad Aki nunca la había visto en una pelea como tal debido a que se esforzaba por dejarla lo más al margen posible y ella obedecía solo utilizando alguna de las armas que él le daba.

    —No me lo dijiste— pudo notar la acusación en su voz, pero no pudo evitarlo, después de todo era otra cosa más que no le había contado.

    —No pensé que importara, además tampoco es que sea cero, como tu querida Makima y...

     Aki sintió el color subir un poco en sus mejillas mientras abría la boca para protestar, pero fue interrumpido.

    —Me encantaría dejarlos discutir sobre que rango quién— dijo Nakoto— pero hay un trabajo pendiente y a mi me gustaría ir a casa pronto.

    Mientras Aiyana secundada la queja de Aki sobre qué el porqué no entraba Nakoto siendo un rango superior; él se preguntaba cómo era que Aiyana sabía sobre sus sentimientos hacia Makima, más considerando que para cuando la conoció eso ya estaba terminado y además ¿por qué mencionarlo en ese momento?

    —Pues no quiero hacerlo— concluyó Aiyana.

    —¿Puedo saber la razón?— cuestionó Nakoto sin la más mínima emoción en la voz.

    —La razón es que todo parece muy extraño, quiero decir ¿Qué es este lugar? ¿Por qué no puedo saber qué demonio hay dentro? ¿Por qué solicitarne justo a mí cuando estoy a kilómetros y es seguro que hay muchos devilhunters más cerca dispuesto a encargarse?

    —Además es nuestro día libre— agregó Aki consiguiendo un asentimiento de su compañera.

    —Estoy seguro de que esas mismas preguntas las tenía hace unos minutos cuando estuvo por entrar, ¿qué lo hace diferente ahora, señorita Nakamura?

    —Bien— se adelantó a responder Aki—. Lo haremos— dicho esto la tomó por la muñeca y se dirigió a la construcción.

    —Me temo...— habló el hombre levantando la voz lo suficiente para dejar claro que debían detenerse, por lo que lo hicueron— que tengo órdenes claras de que Aiyana debe entrar sin su compañero.

    —¿Por qué no podría acompañarla? Somos compañeros, eso hacemos, combatir juntos.

    Nakoto soltó un suspiro largo antes de dirigir sus siguientes palabras sólo hacia Aiyana.

    —Es una orden directa de Makima y estoy seguro de que no desea volver a hacerla enfadar, hasta el momento parece satisfecha con su trabajo pero ambos sabemos lo rápido que eso puede cambiar, Ainy.

    La mano de Aiyana se soltó al instante de la de Aki con esto último.

    —No me sorprende que no me reconocieras— agregó Nakoto—, han pasado años y apenas prestabas atención a algo que no fueras tú en ese entonces.

    —Creí que estaba muerto...— balbuceó ella.

    —No, pero casi.

    —¿Lo conoces?— preguntó por fin Aki.

    Pero quie le respondió fue Nakoto:
    —Sí, lo hace.

EFÍMERO | AKI Y TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora