Capítulo 13. Una niña que le teme a la oscuridad

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    No llevaba ni dos minutos que Aiyana había entrado al lugar y a Aki ya se le había hecho una eternidad, intentó distraerse un poco y Nakoto frente a él le dio una idea.

    —¿Ainy? ¿De dónde la conoce precisamente?— le preguntó colocándose a su lado.

    —La conozco desde hace muchos años, probablemente sabes cómo entró aquí, ¿no?

    —Sé sobre sus contratos...

    —¿Pero sabes cómo los consiguió?

    —Lo sé, heredó el contrato de su madre con el demonio de las apuestas y ella se las arregló para que el de la oscuridad aceptara hacer uno.

    —¿Sólo eso? ¿Sabes porque su madre tenía ese contrato? ¿Por qué no pudo cumplirlo?

    —Porque murió— aseguró Aki, no lo había hablado claramente con Aiyana, pero ella le había mencionado que el demonio la protegía desde el día que su madre y hermanas murieron.

    —¿Cómo murió? Mejor dicho ¿cómo murieron, su madre y hermanas? ¿Por qué ella sigue con vida? ¿Qué pasó con ella después de eso? ¿Por qué...?

    —Esas son muchas preguntas— interrumpió— ¿Acaso tiene todas las respuestas?

     —Las tengo. Si algo puedo asegurarle señor Hayakawa, es que solo dos personas en el mundo conocen a Aiyana Nakamura, y una de esas personas soy yo.

    —¿La conoce? ¿Entonces por qué parecía tan sorprendida de verlo?

    —Bien— dijo sonriendo por primera vez—. Quizá no usé las palabras del todo correctas. A lo que me refiero, es que yo conozco su pasado, aunque tambien sé mucho sobre su presente. Y antes de que vuelva a preguntar; se veía sorprendida de verme porque aún no tenía idea de qué yo seguía con vida, pedí que no se le dijera.

    —¿Por qué ella pensaba que estaba muerto?

     Nakoto solo se encogió de hombros y volvió a prestar toda su atención a la construcción.
    Aki, sin embargo, aún no había obtenido la respuesta que buscaba, así que intentó de nuevo.
    —¿Y de dónde la conoce? Ha dicho que hace muchos años, pero no he preguntado hace cuánto.

    —Cierto, pero usted tampoco contestó satisfactoriamente a mis preguntas.

    —No hay mucho que decir si, como usted asegura, no la conozco bien.

    :Sí, pero se conoce a usted ¿no? Si contesto a su pregunta ¿contestará una mía después? Le prometo que sabe la respuesta.

    —Lo haré— no se lo pensó mucho, después de todo no había nada que le importara tanto como para no querer que el hombre lo supiera, puesto que no lo conocía de nada.

    —Bien. Ahora, su pregunta— por fin se giró un poco para verlo mientras hablaba—. Se podría decir que yo tengo cierta responsabilidad de que Aiyana esté en los devilhunters, aún no estoy seguro de si me odia por ello, pensé que no lo hacía antes de...— antes de terminar de decir aquello Nakoto negó para sí mismo, parecía haber recordado algo e intentando no pensar en ello—. Cómo sea... yo fui quien la encontré justo después de que el contrato de su madre pasara a ella, fui quien la llevó hasta Makima y quien la escoltaba hasta el demonio de la oscuridad para que pudiera ofecer su trato, en otra palabras...está en esto por mi culpa.

    —¿Dónde dice que la encontró?

    —Veo que tampoco le ha dicho sobre ello, no me sorprende— su mirada regresó a su anterior objetivo—. Pero yo solo prometí una respuesta, es su turno ¿Acaso tiene sentimientos por ella más allá de los de un compañero hacia otro?

EFÍMERO | AKI Y TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora