- NELLY - 6

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23 años.

La habitación da vueltas, los sonidos se vuelven insoportables y mi olfato comienza a causar mis náuseas.

El alcohol que corre por mis venas está haciendo de las suyas, para dejarme tirada intentando mirar que es lo que los demás hacen al rededor.

- No me hagas lidiar contigo - una voz fuerte me golpea el oído - Te he pedido que no bebas tanto.

No la puedo enfocar, pero sé quien me regaña.

- Daney, deja de regañarme, no eres mi madre - murmuro.

- No me hagas actuar como una - gruñe - Levántate y vámonos.

Dejo que Daney me levante de golpe y me haga caminar con paso firme.

¿Desde cuándo es tan fuerte?

- Mía, sostenla bien - Daney murmura.

¿Mmm?

Abro los ojos y noto que Daney tiene ayuda. Estoy siendo sostenida también por la pelirroja insoportable que tenemos como amiga.

- Dios, apestas - Mia se queja mientras caminamos.

- También tú - gruño.

Ambas me toman con más fuerza y me obligan a salir de la discoteca.

- Mi camioneta esta por allá - señalo.

- Te llevaré en mi auto - Daney me dice.

- No, mi camioneta es nueva, no quiero robo - me quejo - Déjame ir a mi camioneta.

- Que molesta eres - Daney sigue gruñendo.

- Tu voz es tan molesta - murmuro.

- No me escuches entonces.

- Day, yo no vine en mi auto, puedo ir a dejarla - la pelirroja se ofrece - Me conozco el camino, la dejaré y después pediré que alguien me recoja.

- No tienes que, puedo hacerlo...

- Ve a tu dormitorio, yo llevare a Nelly.

- Está bien - Daney acepta - Vamos a buscar su camioneta.

- Sí.

Ambas me jalan y me hacen avanzar hasta que una de las dos encuentra mi camioneta, pero que me lleven con tanto movimiento provoca una cosa.

- Dios, Nelly...

Empiezo a vomitar en la calle sin parar.

- Agarra bien su cabello - Daney pide.

No sé cuánto bebí, creo que empecé a olvidar como es que llegue a aquí.

- Vayan con cuidado, llámame cualquier cosa.

- Sí, no te preocupes.

Cierro los ojos y no escucho más hasta el día siguiente.

- Debes ir a clases, Nelly, dijiste que era importante - escucho a Mia - Vamos, si no despiertas ahora, vas a enojarte mucho.

Abro los ojos de golpe y lo primero que veo, son los ojos de la pelirroja que no deja de llamarme.

- Debes apresurarte, es tarde.

- Mierda.

Me levanto de golpe y salgo corriendo a vestirme.

- Lávate los dientes, ayer vomitaste - Mia murmura - Tengo que irme ya.

- Espera, ¿pasaste la noche aquí? - pregunto.

- Sí, no dejabas de vomitar, no te iba a dejar morir ahogada.

Amber Y NellyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora