Amber Y Nelly

- AMBER - 18

La vida da muchas vueltas, eso es algo que escuchas seguido, pero hay personas que nunca sienten eso, que sienten que todo se queda tan y como ha sido, la misma buena o mala vida en línea recta, aunque haya sucesos de por medio, eso es lo que yo sentía, hasta que me toco recibir lo que había estado dando.

- Señora, llegaron más flores - alguien del personal me avisa.

Asiento yendo hacia la entrada para ver coma bajan de una camioneta un arreglo floral.

- ¿Dónde las ponemos? - me preguntan.

No lo sé, ya hay en cada habitación de la casa.

- Donde sea - respondo.

- Mamá... - Jacobo aparece - No puedo más con la alergia, deja de pedir flores.

Miro al rededor.

Ha pasado dos semanas. Dos semanas de recibir flores dos veces al día, ¿por qué dos? Aún no lo sé, pero, creo que es momento de ceder.

Esto tiene que acabar.

- Tranquilo, ya no habrá más - murmuro hacia mi hijo, para después subir a mi oficina.

En ningún arreglo floral he recibido una sola tarjeta, tampoco alguna llamada, pero sé bien de quien vienen, su nombre fue dicho solo en el primer arreglo que llegó, dejándolo aún más claro, pero no hacía falta, sé de quién es y lo que quiere.

- ¿Por qué no paras...? - susurro.

Han sido días duros, seguir con el corazón roto no es tarea fácil. Debo despertar con un dolor raro, una abstinencia sin sentido, la falta de alguien, las dudas brotantes y los desprecios repetitivos.

Pasar días en ese estado te vuelve torpe, lenta, no tan capaz. Te carcome el cerebro y no siempre luces como un ser pensante, pero, sé que eso debe tener un final.

¿Deberíamos hablar? ¿Encontrarnos en algún lugar? ¿Discutirlo y decir adiós?

Encontrar la respuesta y dejarlo ir.
Somos adultas, es lo correcto, ¿no?

Tomo mi celular personal y busco su contacto, es fin de semana, tal vez pueda aceptar.

- Amber...

Escuchar su voz, es un golpe, uno de esos que duelen, pero que te hacen funcionar el corazón.

- Amber... pensé... que nunca llamarías.

¿Qué hago? ¿Por qué no puedo responder?

- Sé que hay mucho que no hemos dicho, hablemos...

Mierda, esto no me gusta. Su voz me causa mucho, pero el enojo, el dolor, todo sigue ahí.

- ¿Estás ahí?

Debo terminar con esto, es el momento.

- Sí... - las palabras logran salir - Hablemos, es momento.

- Bien... Hagámoslo... ¿Dónde nos vemos? - noto su nerviosismo.

- Si estas de acuerdo...

Ambas acordamos donde encontrarnos, un lugar cualquiera que al parecer, será el único testigo para nuestro final.

Me preparo de la mejor manera. Me desahogo horas antes asegurándome de no quedar inflamada del rostro y también me hago ideas de lo que va a pasar parar ir un paso adelante.

Llego puntual al restaurante y de inmediato soy atendida, lo que me hace sospechar de algo que compruebo rápidamente.

Nelly también llego puntual y no solo eso, es la única en el lugar.