[Advertencia: La historia tiene contenido sensible y/o cuestionable. No se busca la normalización, ni la romantización. Se debe leer con discreción.]
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— Mira esto —Sonrió la niña poniendo en forma de cruz unas ramas que había recogido del piso. Con un movimiento de dedos una pequeña llama azul se encendió en estas y luego las hizo elevarse hasta quedar a la altura de su rostro— ¿No es genial?
Daisuke emitía sonidos y se agitaba entusiasmado de compartir con ella, moviendo su cola de un lugar a otro.
— Ahora... —Comenzaron a quemarse las ramas hasta hacerse cenizas y caer al suelo, la niña miró emocionada a su compañero— ¿Viste eso? ¡Estoy mejorando!
El pequeño zorro se lanzó contra ella revolcándose y haciendo sus ruidos agudos, Hoshi reía haciéndole caricias en el lomo y la cabeza. No había nada que la hiciera más feliz que estar con el animal, era como si hubiese llegado a su vida para alegrarla, no necesitaba nada más que a Daisuke.
— ¿Qué haces, fenómeno? —Apareció Kenichi, uno de los chicos del pueblo e hijo del jefe de aquél lugar. Su cabello castaño claro se hallaba atado en una coleta, cayendo por el inicio de su hombro.
— Y-Yo —Hoshi sabía que no podía decirle lo que hacía o estaría en problemas, aunque su sola presencia la ponía en aprietos— Sólo jugaba...
— ¿Jugabas? No mientas —Se acercó peligrosamente, mirándola desde arriba con un aura intimidante— No tienes amigos, ¿Quién jugaría contigo?
La de ojos anaranjados desvió la mirada por lo cerca que estaba el mayor y decidió alejarse un poco, arrastrándose de espaldas con Daisuke en los brazos. El zorro estaba a la defensiva, pero no podía permitir que empeorase la situación.
El brazo de Kenichi la mantuvo inmóvil tras agarrarla de la muñeca, la chica se tensó y sus ojos se abrieron de par en par, su corazón latió con fuerza al tiempo en que el cosquilleo reaparecía en su interior. El de cabello más claro le dió una sonrisa ambigua al tiempo en que posaba otra mano en su mejilla. «¿Huh? ¿Qué hace?», fue lo único que pudo pensar.
— No has respondido, Nagai —Se relamió el labio y sin importar el temor que se reflejaba en la mirada de su contraria pasó a acariciar su boca— ¿Papi no te crió bien?
— E-Estoy jugando con D-Daisuke —Tembló, el pánico empezaba a apoderarse de ella. No lo quería cerca, odiaba que la estuviera tocando y le daba miedo su mirada. Daisuke pudo notar esto y de inmediato reaccionó dándole una mordida fuerte en el brazo al muchacho, quién instintivamente se apartó un poco y se quejó por el dolor.
Por desgracia, eso no le fue suficiente y se volvió a acercar, esta vez lanzó al zorro después de agarrarlo sin cuidado alguno y golpeó a la niña en el rostro. Hoshi dió un grito de dolor y comenzó a desesperarse, había ocurrido justo lo que quería evitar, sentía que era su culpa. Alzó la vista hacia Kenichi y este se estaba desabrochando el pantalón, no lo pensó mucho y se arrastró para alejarse torpemente hacia Daisuke, el cual cojeaba acercándose igualmente.
Su respiración pesada y sus latidos bombeando con trabajo extra la sangre a cada parte de su cuerpo eran lo único que podía oír con claridad, su mirada borrosa estaba enfocada en su amigo peludo. Un agarrón en su pierna la hizo retroceder lo poco que había avanzado y sus manos se lastimaron contra las piedras y tierra en la que intentó aferrarse inútilmente— N-No... ¡Sueltame!
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Flores de cerezo en tus mejillas || Gojo Satoru
FanfictionEn un mundo donde la oscuridad y las maldiciones acechan en cada esquina, entre sombras y peligros, surgen historias de luz y esperanza. Un relato de amor que florece en medio de la adversidad, como los delicados pétalos de las flores de cerezo en l...