『3』Tomando el ritmo

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El golpe del peluche la hizo caer de espaldas, se frotó el rostro y frunció el ceño— Voy a romperlo... No, voy a quemarlo. —Advirtió mirando al objeto en el piso, el cual se movía saltando de un pie a otro con orgullo tras su ataque.

— No, no lo harás —Sonrió el peliblanco y acomodó la montaña de películas sobre la mesa— Si Yuji pudo con esto, tú también lo harás.

— Yuji es bastante talentoso y fuerte, no necesito saber de hechicería para notarlo —Murmuró en el momento en que se sentó sobre el sofá y miró al mayor buscando entre las cosas, colocó el peluche en su regazo y se apoyó en el objeto— Gojo-sensei...

— ¿Hm? —Se limitó a decir, sin voltear.

Hoshi bajó la mirada, se sentía demasiado cansada y no sabía si lograría aguantar toda una película, en especial porque Satoru había escogido la de peores reseñas— ¿Tienes más libros? —Preguntó con algo de timidez— De esos que le diste a Fushiguro... Son interesantes.

— Es bueno saber que captaron tu interés, Hoshi-chan —La miró de reojo, aunque ella no podía notarlo por la tela que cubría sus ojos azules— Puedo enviarte algunos más.

— Bien —Suspiró un poco aliviada al recibir una respuesta positiva por parte del mayor— Grac-...

Justo cuando Gojo insertó el CD, Tsukamoto le dió un golpe que la hizo sangrar por la nariz, por reacción natural sus ojos comenzaron a lagrimear con un doloroso cosquilleo en la nariz— Hijo de...

— Será mejor que continúes vertiendo energía maldita en él o seguirá atacándote —Advirtió al tiempo en que se levantaba y le dejaba un pañuelo para limpiarse, luego metiéndose las manos en los bolsillos— Te veré más tarde, si logras pasar este ejercicio te daré algo que quieras.

«¿Algo que quiera?», se quedó viendo al hombre marcharse, sus ojos se iluminaron un poco al pensar en una recompensa. Era primera vez que podía recibir algo bueno a cambio de simplemente hacer lo que le decían.

— ¿Será cierto? —Miró a Daisuke con algo de esperanza, el cual apareció junto a ella en el sofá.

No lo pensó mucho y se quedó quieta en su sitio, sosteniendo al objeto que dormía entre sus piernas. Se concentró en la película y al mismo tiempo en dejar fluir su energía hacia este, pero a veces se hacía muy difícil y acababa recibiendo uno que otro golpe.

Bueno, bastantes golpes.

•••

Su cabello se agitaba con gracia a causa del viento, sus ojos verde esmeralda se mantenían mirando hacia el mar. La vista desde aquella pastelería era una maravilla; las olas rompiendo en la orilla de la playa, las gaviotas volando y emitiendo su característico sonido, aquella brisa marina y el hermoso atardecer que se posaba frente a ella, todo eso la hacía sentir en paz.

Al oír la silla moverse, sus ojos se posaron sobre el hombre que tomaba asiento, su rostro se encendió con emoción— Señor Satoru, es un placer verlo —Sonrió con las mejillas adornadas por un tono carmesí.

— El placer es todo mío, Yua —Le dedicó una hermosa sonrisa y sus ojos bajo los lentes se posaron en aquella mirada verdosa, era un color muy bonito y poco común en esos lugares. Él procedió a preguntar por su tema de interés— ¿Lograste encontrar lo que pedí?

— Oh, claro que sí —Se mordió el labio por el nerviosismo y sacó una carpeta de su bolso, contenía un par de documentos, todos los que pudo conseguir— Sabe que no hay nada que no pueda encontrar.

Flores de cerezo en tus mejillas || Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora