『36』‌El otoño se va [Parte 2]

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Soy fan del brat-taming, lo siento. ಥ⁠_⁠ಥ
En fin, tarde, pero aquí está (lo siento, estuve peleando con mis demonios internos AJAJSJ). Espero que les guste. ❤️‍🩹 Ahora vuelvo a mi jaula, besos en las nalguitas.
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Ambos se encontraban sentados frente al otro, el restaurante era bastante elegante y en general era muy agradable estar allí. Excepto por un minúsculo –sin embargo, importantísimo– detalle; Hoshi había estado provocándolo desde el instante en que se sentaron, y él ya no sabía cuánto más podría aguantar. Para desconocimiento de él, la joven se había tomado el tiempo de ir al baño y preguntarle a Yua qué más podía hacer, a lo que esta tuvo la gran idea de decirle que se quitara las bragas y se las diera en secreto.

Por supuesto, en un comienzo la chica pensó que eso era extremo y que sería muy raro. Pero acabó haciéndolo, y cuando volvió del baño le entregó a Satoru la prenda, tan pronto como este la vió, sus mejillas ardieron en un rubor evidente. No podía creer que ella hiciera eso, y tampoco era capaz de creerse que le gustaba esta situación, pero su erección era innegable y no lograría simplemente mentir al respecto cuando ella lo conocía bien.

— Hoshi-chan, estás probando mi paciencia más de lo que deberías —Advirtió tras bajar su tenedor y alzar su mirada hacia ella, podía sentir a la jovencita presionando su entrepierna con el pie, enviando un dolor placentero que lo hizo tensar el cuerpo. Notaba el modo en que había estado deliberadamente jugando con la comida, haciendo gestos más medidos y lanzándole miradas muy sugerentes— ¿Qué haces?

— Nada —Respondió ella casualmente, bebiendo un poco de agua. Le sonrió inocentemente y luego le robó un poco de comida, dejándolo con la boca ligeramente entreabierta. Parte de ella sentía ternura por cómo estaba reaccionando él, era como un cachorro confundido, intentando entender qué diablos estaba sucediendo, ni siquiera la regañaba, ni le decía con firmeza que se detuviera.

La voz de Satoru delataba su nerviosismo, haciéndolo ver más como un adolescente que un hombre ya adulto. Cuando iba a dar un bocado a su comida otra vez, la pelinegra movió el pie y él dió un pequeño brinco, accidentalmente añadiendo un gemido a esto. No está de más decir que la gente volteó a observarlos, confundidos por aquél peculiar sonido que había salido de los labios del peliblanco. Hoshi, en cambio, lo miró con falsa preocupación y le acarició la mano con sutileza.

— ¿Estás bien? —Preguntó, sus ojos brillaban con interés luego ver a su mentor empezando a perder la paciencia. La mirada penetrante de Satoru y cómo fruncía el ceño hicieron que la fémina sintiera un escalofrío recorriendo su espalda, emocionándose tras darse cuenta que a eso se refería Yua— ¿Qué sucede, Satoru? Te veo algo... Tenso.

— Sabes muy bien qué me pasa —Contestó al deslizar su mano bajo la mesa, acariciando la pantorrilla de su contraria con suavidad— No aprendiste tu lección las otras veces, ¿Huh?

— Nah... ¿Algún problema? —Sin retractarse de sus acciones, comenzó a masajear el evidente bulto que se había formado en los pantalones de Gojo, provocando que este le rasguñara la pierna. Ante eso, Hoshi suspiró complacida y tuvo que morderse el labio para no emitir ruido alguno.

— ¿Quién diría que eras tan masoquista? En serio, meses atrás no querías que te tocara porque te daba miedo —Se burló con una sonrisa atractiva antes de soltarle la pierna, no queriendo llamar la atención aunque ella continuaba probando su paciencia— Ahora estás actuando como una cosita necesitada. Me halagas, pero creo que hace falta mucho más que eso para que-...

— Mesero, ¿Podría traerme un poco de vino? —Ahora lo ignoraba, sabiendo muy bien cuánto él odiaba que hiciera eso. Peor aún, agitando sus pestañas de forma coqueta para el extraño que lucía nervioso y embobado con ella— Mi amigo y yo quisiéramos probar lo mejor que tenga —Añadió, dándole un vistazo al ojiazul que ahora parecía que quería asesinar a alguien.

Flores de cerezo en tus mejillas || Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora