『9』Memorias y vínculo de orígen

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El agotamiento se apoderó de Hoshi mientras se arrastraba hacia su habitación en Jujutsu High después de un día exhaustivo de entrenamiento y una intensa competencia por la camiseta de Gojo-sensei, cuando finalmente llegó a su cuarto, sus músculos doloridos le suplicaron un descanso merecido, así que sin pensarlo mucho, se quitó el uniforme se dejó caer en la cama, sumiéndose en un sueño profundo.

Daisuke se materializó como de costumbre cuando la joven entraba en un estado de sueño y se acurrucó entre sus brazos, era su modo de prevenir que pudiese ser atacada mientras dormía, aunque la escuela se consideraba un sitio muy seguro, para la criatura era instintivo. El cansancio la envolvió tan rápidamente que Hoshi no notó que había dejado la puerta de su habitación entreabierta.

Sus sueños pronto se tornaron oscuros y tormentosos, reviviendo recuerdos dolorosos de su infancia. Esto la hizo moverse dormida, las lágrimas no tardaron en comenzar a caer por sus mejillas, parecía todo muy real y su rostro se tensaba.

El golpe de aquella patada la lanzó al suelo y acabó chocando con la pared de madera. Definitivamente le dolía, pero no emitió sonido alguno y sólo se quedó de rodillas tras levantarse un poco con sus brazos entumecidos.

A pesar de su situación, sólo podía concentrarse en el cosquilleo que invadía su pecho y el evitar que culparan a Daisuke. Todo ese problema había ocurrido por estar jugando junto al altar que tenían de algunos familiares, cuando este se encendió tras recibir un golpe accidental por parte de la pelinegra y las velas cayeron al suelo derretidas por completo. Ciertamente no había sido por su esponjoso compañero, pero tampoco lograba comprenderlo.

El animal había llegado herido y enfermo a la propiedad, pero Hoshi buscó la manera de ayudarlo a recuperarse hasta que lo consiguió, así que el pequeño decidió quedarse con ella tras acostumbrarse a su compañía. Era su único amigo, y lo prefería así; cuando había intentado jugar con los otros pequeños alguien acababa lastimándose y la culpaban, no importaba si era un pequeño accidente.

En más de una ocasión los mismos padres del resto de niños la llamaron monstruo o abominación, cuando lo único que deseaba era poder pasar una tarde tranquila jugando en aquél pueblito.

— Lo siento —Susurró sin subir la vista hacia su padre, no quería hacerlo enfadar más— No fue mi intención...

— ¿Dices eso cuando ya hiciste todo este desastre? —Volvió a golpearla, esta vez con la mano— ¿Qué mierda pasa contigo? Pudiste quemar la casa, maldita pirómana. Quizás quemándote aprendes a comportarte, ¡Mocosa estúpida!

Y otra vez aumentaba esa sensación, era como si se diseminara desde su pecho hasta sus extremidades poco a poco. Su madre llegó con unas toallas, Hoshi tembló al saber lo que se acercaba para ella, sus manos se apretaron en puños pero no podía negarse ni poner resistencia; sus padres lo hacían por su bien.

— Es hora —Fue lo único que dijo la mujer castaña, caminando hacia el baño a paso relajado.

— Debes esperar aquí —Acarició a Daisuke una vez que se levantó, el animal tomó asiento con obediencia justo en un rincón, como le había enseñado la niña de 7 años.

— ¡Deja de hablar con ese maldito pulgoso y muévete! —Gritó su padre jalándola del cabello hasta el pasillo que llevaba al baño personal de la menor.

Hoshi sólo agachó la cabeza y caminó, oyendo a su padre marcharse hacia quién sabe dónde. Nunca sabía qué hacía él, era como un total desconocido al igual que su madre, evitaba verlos lo más que podía y desde que tenía memoria no había conseguido información sobre lo que ambos realizaban cuando no estaban regañándola o golpeándola.

Flores de cerezo en tus mejillas || Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora