En el vertiginoso mundo de la Fórmula 1, donde las rivalidades son intensas y las emociones corren a toda velocidad, Max Verstappen, el apasionado piloto de Red Bull Racing, se enfrenta a su desafío más inesperado. Después de una dolorosa ruptura co...
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Capítulo 1
Bea's perspectiva
El día que habíamos estado anticipando como nuestra primera aparición pública como pareja oficial había llegado. Justo en el escenario del Gran Premio en mi lugar de residencia, Mónaco. Hacía apenas dos meses que mi encuentro con Max se había traducido en citas cuidadosamente orquestadas. Sin embargo, en esos momentos compartidos, mis palabras parecían caer en un vacío, únicamente atendidas cuando le pedía que esbozara una sonrisa o fingiera una risa.
Nuestros intercambios se limitaban a los básicos "buenas noches", "buenos días", "buenas tardes" y a veces un escueto "adiós". Estaba claro que no era de su agrado, pero en mi opinión, él tampoco despertaba un gran entusiasmo en mí; lo encontraba francamente aburrido. Recuerdo nuestra primera cena juntos, cuando pronunció con brusquedad: "Deberías guardar silencio, hablas demasiado ¿siempre eres así?". Aquellas palabras me punzaron en lo más profundo, y aunque admito que dolieron, opté por respetar su espacio y su elección, sumiéndome en el silencio que sugería.
Nuestras citas eran hábilmente tramadas con la presencia de paparazzi contratados y, cuando alguna fan lograba vernos, mejor aún. Los rumores sobre la inminente oficialización de nuestra relación se propagaban, alimentados por la estrategia de Red Bull para sincronizarlo con este fin de semana.
Me observo una última vez en el espejo, sabiendo que el equipo de Red Bull no tardará en venir a buscarme. Un vestido blanco de tirantes sueltos enmarca mi figura, mi cabello cae libremente sobre mis hombros, y una bolsa azul de Chanel contiene mis pertenencias, junto con unas flats del mismo tono y marca. No puedo evitar pensar que luzco bastante bien.
La insistente llamada a la puerta rompe mi concentración.
—Ahora voy —digo mientras tomo el bolso que descansa en el sofá y abro la puerta, asegurándome de no dejar nada atrás—. Listo, vamo... —mi voz se apaga cuando levanto la vista y veo a un Red Bull esperando. Pero no es cualquiera, es Max quien me observa.
—Hola, Olivia. El equipo me envió para recogerte. Dijeron que sería mejor si viniera y llegáramos juntos —asiento con cierto desconcierto—. Ya tenemos que irnos.
Sin más palabras, Max comienza a avanzar, y yo cierro mi apartamento con prisa antes de correr para alcanzarlo. Llegamos al estacionamiento de mi edificio.
—Sube —ordena con su tono característico, y obedezco al instante—. Toma.
Un gafete VIP está en mi mano, y me lo pongo. En ese preciso momento, mi celular suena; en el identificador se lee "Red Bull", así que contesto.
—Hola, Olivia, soy Amelia. ¿Podrías ponerme en altavoz si te encuentras con Max? —cumpliendo su petición, activo el altavoz—. Listo, ambos me escuchan ahora. —Max guarda silencio.
