7. Kyle no

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Ya estaba llegando a la casa de Marjorine, sus manos estaban tan frías como de costumbre. Daba pequeños pasos, mirando las heladas calles, hasta que empezó a sentir las vibraciones de su teléfono en su bolsillo, era una llamada, no la quería coger, pero no quería soportar esas vibraciones, por lo cual lo sacó del bolsillo y se extrañó al ver el nombre del contacto, "Mami Judía", así es como tenía agregada a la madre de Kyle, lo cual le extrañó bastante, pero sin dudarlo, cogió la llamada. Sheila se veía bastante molesta, pero esto ya no le extrañaba nada.

"Dile a Kyle que vuelva YA a casa" Le pidió al otro lado de la línea la señora Broflovski.

"¿Disculpe? Kyle no ha salido conmigo, quizás esté con Stan"

"Dejad de encubrirlo, he llamado a todos sus amigos y ninguno está con el. Que estáis haciéndo" Kenny no entendía, nisiquiera lo había visto desde ayer. Después de que su madre estuviera insistiendo un rato, acabó la llamada, Kenny llamó al momento a Stan, quién cogió el teléfono a los tres tonos.

"¿Está Kyle contigo?" Paró en seco, tenía frío, pero le parecía más importante el entender lo que estaba pasando. Fijó la vista en un banco y se acercó a este hasta finalmente sentarse y sacar un cigarrillo.

"¿También te llamó Sheila? Me ha dicho que no lo vieron desde ayer a la mañana, Ike se despertó hoy llorando y salió con el pijama y con este frío solo y sin llaves de casa hasta la mía, donde mi madre avisó a la suya" Respondio Stan, Kenny no lo podía ver, pero estaba seguro que Stan estaba jugando con el dobladillo de la camiseta.

"¿Se habrá escapado?" Sugirió Kenny, encendiendo el cigarrillo y comenzando a dar caladas.

Antes de seguir con la conversación, dió una gran calada y la mantuvo dentro hasta que su garganta empezó a arder, ahí y solo ahí, decidió soltar el humo de forma lenta, calentando todo su torso al momento, al igual que sus mejillas y ligeramente sus dedos.

"¿Kyle? Nunca. Y en caso de que lo hubiera hecho, no me habría mentido"

"Nos preocuparemos mañana. Estoy seguro que habrá descubierto alguna droga y se habrá quedado sopa en casa de alguien, a mi me ha pasado"

El no era Kyle.

"Sí, a ti, no a Kyle" Se notaba que su tono preocupado ahora era un tanto enfadado.

"Mañana hablamos" Y simplemente colgó el teléfono. Se quedó unas dos o tres caladas sentado en el banco, hasta que decidió seguir con su camino. Solo le faltaba una o dos casas para llegar a la Stoch, por lo cual apresuró las caladas y lo acabó cuanto antes, para sacar de su bolsillo un pequeño caramelo de menta y restregó sus manos por sus bolsillos.

La noche era fría, y un pequeño copo cayó en su nariz. Echó la vista hacía arriba, estaba nevando. No solía nevar en esa zona, lo hacía sobre todo al rededor de la escuela, puesto que estaba cerca del lago. No le importó mucho, realmente. La nieve tampoco era su pasión, por lo que caminó hacía esa casa. Al estar parado enfrente, pudo ver desde la ventana a una sombra, quién reconoció como Linda colocando el mantel de la mesa. Se miró de arriba abajo, estaba listo. No iba arreglado, ni mucho menos, iba igual que siempre. Marjorine había invitado a Ken, no a un niño rubio bien peinado con traje. Y el lo sabía.

Dió pequeños pasos lentos hacía la entrada principal, le tomó un minuto llegar a esta. No se lo pensó mucho antes de dar tres golpes secos y seguidos a la puerta. Fue aproximadamente medio minuto hasta que la acertada sombra, Linda, abrió la puerta.

"Oh, Kenny. Adelante. Leo está en su habitación"

Kenny asintió con la cabeza, sabía de donde venía el diminutivo Leo, el le había llamado así en más de una ocasión, pero no era su favorito ni mucho menos, casi lo odiaba, al igual que Marjorine. Subió las escaleras al segundo piso, donde se quedó parado frente a la puerta.

Empezó a imaginar cómo al abrir la puerta, Marjorine se veía como antes, y el no quería ver eso, sabía que al abrir la iba a estar ella con esa camiseta blanca de mangas "puff" Como ella les llama, que tanto le gusta. Al abrir la, no se equivocaba en que estaba ella, pero si en lo de la camiseta, por qué ni siquiera llevaba. Su vista se fue directa hacía sus senos, los cuales eran ridículamente grandes. Eran redondos, con algún lunar en ellos, parecían totalmente naturales. En fin, le encantaban las tetas.

De repente la puerta se abrió y le sacó de su imaginación. Al mirar un pelín hacía abajo, descubrió que había sido el el que había y abierto la puerta, y al levantar un poco la vista, vio a Marj sentada en su tocador, retocando su rímel.

"Que bueno que viniste" Sonrió desde el espejo. Kenny siempre lo notaba, ella siempre sonreía. Siempre que la veía, sonreía al menos una vez. Era un detalle lindo para el.

"Claro. Traje el vino" Le mostró la botella de este, pero esta vez no se fijó en su expresión, sino en ese gran corcho en la pared con toda la ya antes mencionada colección de pines.

"No tenías por qué" Se levantó de su silla para acercarse a Kenny. Este seguía con su mirada fijada en la pared.

"Bueno... ¿deberíamos de bajar a ver a mis suegros?" Sonrió de forma pícara Kenny, ya devolviendo la mirada a su compañera de clase.

"Seguro" Le dió un pequeño beso en la mejilla y colocó justo al lado de la puerta. "Las señoritas primero"

"Oh, gracias, messier" Pasó por la puerta y bajó las escaleras, quedándose parado junto a estas, pues no sabía donde ir o que hacer, por lo cual decidió esperar a Marjorine.

Se llevó la mano a la nariz con la excusa de rascarse, pero se dió cuenta de que olían a tabaco. Desde abajo de las escaleras, pidió permiso a Marjorine para ir al baño, la cual dijo que sí. Al llegar a este, comenzó a lavar sus manos un par de veces, hasta que el olor ers totalmente irreconocible. Ese jabón olía a Gengibre, pero le extrañó un poco, por qué ese no era el olor de Marjorine. Al mirar hacía el estante junto a la bañera, pudo ver todo tipo de jabones, eran extraños. Había como cinco tipos de jabón para el pelo, unos cuantos más del cuerpo y otros que no pudo identificar. Marjorine olía a coco, siempre lo había notado, y ahora entendía el por qué. Tanto un jabón de cuerpo como alguno del pelo tenía este olor añadido. ¿Por que se sentía un pervertido acosador? No era nada malo, solo había visto su acondicionador, nada más. Se secó las manos en sus pantalones como de costumbre y salió del baño al comedor donde esperaba sentada en la mesa Marj.

Se sentó a su lado, dejando el vino sobre la mesa, por un momento pensó en Karen, en como se iba a reír de el al llegar a casa. Siempre le había encantado ese habito suyo, le daba... Personalidad.

Querido Kyle 1/3 [Kenjorine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora