異世界 - Mundo Diferente.
Esta es la historia de _____ y su hermano Ash, dos fanáticos del anime que vivían una vida normal en el mundo que conocemos. Pero una noche lo cambia todo, y tras una trágica pelea contra un par de delincuentes pierden ambos l...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi vida era relativamente normal, con mis padres y mi hermano mayor, y si bien no éramos de muchos recursos nunca nos faltaba la comida en la mesa.
También tenía una vida escolar normal. Nunca me consideré una chica popular, mas mi círculo de amigos se extendió bastante cuando llegué a la preparatoria. No obstante a eso, como todo adolescente, tenía muchas inseguridades respecto a mí misma.
Solía verme al espejo y no reconocerme. ¿Por qué era mi cuerpo tan poco dotado y aquellas imperfecciones tan repulsivas de ver? Mi madre siempre me decía que yo era linda, pero que tenía que aprender a verme como tal. No le creía mucho, pues, al ser su hija, a sus ojos siempre me vería linda, aunque no lo fuera.
Mi inseguridad sobre mí misma fue creciendo con el paso del tiempo. Solía compararme con actrices de televisión o con las chicas de mi clase, y por ello mi opinión sobre mí misma decaía mientras más sobrepensaba.
Pero algo que siempre me hizo sentir mejor fue el anime. En cuanto llegó a mi vida comencé a sentirme más alegre, y me hizo dejar de pensar en mi inconformidad conmigo misma mientras observaba y me divertía.
Entre la gran variedad de series que solía ver figuraba Kimetsu No Yaiba, sin duda mi anime predilecto, y uno de los favoritos de mi hermano. Su historia, sus personajes y todo lo que tenía que ver con ella me hacía feliz. Era mi lugar ideal, a pesar de la constante amenaza de los demonios, y por ello las muertes de los pilares y Genya, comenzando por la de Rengoku Kyōjurō, fue un golpe duro para mí.
-_____ -Mis pensamientos fueron interrumpidos por la alegre voz de mamá-. ¿Por qué no sales un rato a la ciudad con Ash? Es pleno fin de semana. Tal vez deberían pasar más tiempo como hermanos, ¿no crees?
La miré con los ojos entrecerrados.
-¿Por qué estás de buen humor? -pregunté desconfiada, y a mamá le salió un tic nervioso en el ojo izquierdo. Eso indicaba peligro-. ¡Eh, quise decir...! Ah, está bien, pero es probable que diga que no.
-Bueno, ve a preguntarle.
Acepté la sugerencia de mi madre y fui al cuarto de Ash, mi hermano. Tenía diecinueve años, siendo mayor que yo por tres años. Entré chocando la puerta estrepitosamente y sin tocar antes de hacerlo.
-¡Tú!
-¿Y ahora qué quieres? -preguntó Ash con voz inexpresiva. Se hallaba acostado bocabajo en la cama con la colcha cubriéndolo por completo, como una bola de carne y hueso sin alma y sin interés por la vida.
-Código azul con gris -dije sin más.
Ash se quitó la colcha de encima y me miró, sin ganas de creer en lo que le decía. Era moreno, su cabello era castaño como el mío y sus ojos eran de color morado claro. Eran unos ojos únicos y raros.
-¿Código azul con gris? No, dime que no es cierto -se quejó.
-Lo es, hermanito. Así que levántese, póngase presentable y vayamos a respirar aire fresco como las personas normales que no somos. -Fingí festejar con una mueca desganada para luego ir a prepararme yo también.
