Capítulo 3

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Lila

Lunes 5 de diciembre, 2022

—¿Debería sentirme halagada?

—¿Porque un novato de la MLB te solicitara seguir? No lo creo —responde Nathan—. Además, estamos hablando de Rowan. No hay necesidad de sentirte halagada por ese idiota.

Nathan Owens fue con Jett y conmigo a la secundaria; ellos dos la terminaron juntos, y yo un año después. 

Creo que el cierto desagrado que siente mi amigo por Jett se debe a que vio en primera persona la forma en la que babeaba y sufría por ese chico a los doce años. A mí nunca me importó eso, pero a Nathan sí, y no le gustaba que tomaran a broma mis sentimientos. 

—¿Qué crees que querrá? —pregunto con la confusión aún latente. No es que me importe la razón, solamente la quiero saber. 

—Definitivamente no hacerte su esposa, así que saca las fantasías de tu cabecita.

—Hace mucho tiempo que no tengo fantasías con Jett, por favor.

—Pero ahora lo estás pensando mucho.

—Porque volvió a aparecer.

—Tú ya sabes cómo terminará esto: él dejándote de seguir en unos meses y olvidándose de tu existencia hasta que el mismo ciclo vuelva a ocurrir.

Ruedo los ojos al mismo tiempo en el que abro la barrita de cereal con sabor a frutilla y tiro el envoltorio al cesto de basura que se encuentra casi a mi lado.

Nathan saca uno de sus cigarros y lo ubica en sus labios, prendiendo el encendedor y provocando que el humo empiece a destilar frente a su cara cuando lo exhala. Es lindo a su manera, aunque los vicios que tiene no sean de los más agradables. 

Algunas hebras de su cabello negro caen en su frente, logrando ese efecto de «chico malo» por el que las adolescentes mueren hoy en día. Sus ojos almendras hacen contacto con los míos y levanta confuso sus cejas.

—Deja de psicoanalizarme, no soy tu paciente —pronuncia con picardía—. Cuando te gradúes, quizás sí lo sea. 

Niego con la cabeza divertidamente y me comienzo a encaminar hacia una de mis clases en la universidad de Seattle.

***

Escribo los últimos apuntes de lo que dijo el profesor, y debo ser la única que lo hace, ya que los demás se levantan tan rápido como pueden de sus asientos al dar por finalizada la clase.

Cuando me pongo a guardar mis cosas, escucho chistar a dos chicas, por lo que levanto mi mirada que colisiona con dos pelinegras; la primera con una figura esvelta y suaves ojos celestes, la segunda con sus curvas que destacan en cualquier sitio, y más con la piel morena que la caracteriza. Ambas hacen señas desde la puerta para que me apure. 

—Dime que al menos le dan un premio al estudiante más aplicado, porque ese sería definitivamente para ti —exclama Felicity cuando salgo del aula.

—Y si no lo hay, entonces te haremos uno en honor —señala Holland. 

Realmente admiro el hecho de que sigo relacionándome con ellas, si no ya me hubiera desvinculado de la exasperante y loca personalidad que tienen las dos.

Continúo caminando sin prestar atención de lo que hablan a mi lado. Holly estudia diseño de interiores y Flick arquitectura, así que complementan su amistad de un modo increíble, yo sólo me quedo a la par sin tener mucho de qué hablar. 

—¡Lila! —llama mi atención Felicity.

—¿Qué? —contesto, ya con ganas de que mi Uber esté en la acera.

—Todavía seguimos enojadas por el desplante que nos hiciste el sábado.

—No fue para tanto.

—Sí, Li, lo fue. Teníamos algo preparado para ti, y ni siquiera diste señales de vida —replica Holland, apenada. 

—Bueno, si les sirve de excusa, no di señales de vida porque estaba procesando el hecho de que rookie-pookie apareció nuevamente.

—¡¿Jett Rowan?! —chillan a todo volumen al mismo tiempo, ganándose una de mis miradas mortales.

Sin esperar a que diga algo más al respecto, empiezan a cuchichear sin meterme en la conversación. 

Suspiro lentamente y saco la botella de agua de mi mochila para poder bajar el mal gusto de sentirme ignorada. Creo que nunca me voy a acostumbrar del todo a que las personas tiendan a hacer que no existo; aunque me diga a mí misma que ya llegará alguien que me escuche y me ponga de prioridad, sé que es sólo una ensoñación más de mi mente. 

—¿Hablaste con él? —inquiere Flick.

—No. Voy a ignorarlo lo más que pueda.

—¿Y echar a la basura esta interacción con un jugador de las Grandes Ligas? —cuestiona Holly a la vez en que pinta sus labios con un brillo que le resalta sus labios chocolate. 

—Es un novato, chicas, por algo el apodo —objeto rápidamente—. No hay por qué perder la cabeza por él.

—Ese es el problema, Lila, no visualizas el dinero que hará a largo plazo. Activa tu cabeza —Felicity me da unos toquecitos en mi frente para reafirmar lo que dijo.

—Lo siento por no ser una interesada —veo el Uber que me viene a buscar y sonrío—. Como sea, tengo que irme.

—¡Visualiza a futuro, Lila! —me gritan las dos, y sacudo mi cabeza sin diversión alguna.

***

Viernes 16 de diciembre, 2022

Odell Marlow, el novio de mi madre, llega a nuestra casa para colocar nuestras valijas en su auto de última gama y dirigirnos hacia el aeropuerto.

—¿Podrías cambiar esa cara? —ordena Evelyn cuando me ve sentada en el sofá.

—¿Por cuál?

—No lo sé, Lila —suspira, cansada—. Trata de no parecer una malcriada, tienes casi veinte años.

Tener casi veinte años es sinónimo de adultez. Lo sé perfectamente. Pero en este momento no me percibo como una adulta, los últimos acontecimientos me reafirmaron que soy una constante montaña rusa de emociones y actitudes. Ni siquiera tengo en claro lo que se espera de mí.

Soy la última en meterse en el Aston Martin y con ello cierro la puerta con un poco más de la fuerza necesaria. Nadie dice nada al respecto, así que comenzamos a emprender el recorrido señalado en el GPS.

No quería venir a estas vacaciones en Utah. Primero, no me gusta la nieve y el frío, y Utah en diciembre es eso. Segundo, no soporto a Fitzgerald. Ese niño está consumido por los videojuegos, hasta se trajo su Play 4 consigo; sólo espero que no le compren la 5.

Luego de pasar por el check in y esperar un buen rato, nos subimos al avión. Cuatro horas de viaje me esperan, por lo que las usaré para dormir y, quizás, soñar con Jett Rowan. Sólo un momento de debilidad no me hará mal.

Despertando viejos sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora