Capítulo 11 | Acto

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Rubius trataba de llamar la atención del ocupado oficial al mando, con un gesto de frustración y las manos jugando entre sí, ansiosas.

–Veg, de verdad tienes que escucharme.– llamó una vez más, sentía los ojos arder ante las lágrimas que amenazaban con salir.

–Estoy ocupado, Doblas.– dijo el pelinegro analizando unos papeles sobre la nueva carpeta en su escritorio, contenía la información de los niños que habían sido asesinados en el parque de diversiones.– Esto es serio.

–¡Samuel De Luque!

El de amatistas levantó la mirada asombrado, Rubius nunca usaba su nombre a menos que de verdad estuviese molesto. Sintió culpa al notar como las lágrimas ya habían bajado por las mejillas de su querido novio.
–Lo siento es solo que... Tengo mucho trabajo estos días.– se acercó al peliblanco que desvío la mirada herido.– ¿Qué pasa?

–Es sobre el Pato, tu viste el vídeo, no es él.

–Tu y yo sabemos que lo es, ¿qué te preocupa?– le acarició las mejillas tratando de tranquilizarlo.

Rubius lo pensó un momento, antes de dejar salir un largo y pesado suspiro.– Ese día, el día que entramos al hospital tú nos advertiste que saliéramos enseguida porque era usado por asesinos.– su voz era tan débil que Samuel apenas podía escucharlo.– Lo que no te conté fue que había alguien dentro, lo escuchamos torturar a alguien, escuchamos lo alaridos de ayuda...– el cuerpo le tembló al decir aquello.– Ese hombre, el que está con Quackity en el vídeo.

–¿Qué tiene?– aunque ya podía predecir lo que estaba a punto de decir.

–Es él, Veg.– dijo fijando los esmeraldas en él.– Antes de saltar por la ventana lo vi empapado en la sangre de otra persona, gritándole al rostro petrificado de Quackity.

Las ligera llovizna golpeaba las mejillas de Quackity que tenía los ojos cerrados en el pórtico de la casa de Luzu

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Las ligera llovizna golpeaba las mejillas de Quackity que tenía los ojos cerrados en el pórtico de la casa de Luzu. Las nubes anunciaban una tormenta intensa al igual que habían anunciado en las noticias matutinas.

El castaño salió a su lado, con un bonito traje elegante y el cabello bien peinado.– ¿Estás listo para actuar?

Asintió sintiendo las manos acomodarle el cuello alto, la noche anterior se había portado mal y tenía que ocultar de alguna manera los moretones que Luzu le había dejado como castigo.– ¿Solo tengo que ser coqueto?

–Pero no demasiado.– recriminó llevándole de la mano al auto.– Y no se te ocurra escapar... Sabes lo que pasará si lo haces.

Solo necesitas a Luzu.

–Solo te necesito a ti.– afirmó con una media sonrisa mientras se acomodaba en el asiento del copiloto.– No tengo razones para escapar, Luzu.

[...]

Anestesia | Luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora