Las rosas en la noche.

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El clima en Edimburgo era aún más frío y nublado que Estambul, estábamos a aproximadamente a unos 48° F y a pesar de que estaba acostumbrada al clima de invierno en Antep sentía mi piel erizarse.

Sentía mucho frío al tocar a Ferit.

Y sabía que estaba aún más frío por lo que había acontecido tan solo el día de ayer.

Así que mientras masticábamos unos quesos y tomábamos vino con unos ramilletes de vid en la cabeza ninguno decía alguna sola palabra.

Y no quería que el viaje fuera así, porque realmente quería a la personalidad alegre y fiestera de Ferit , la que te animaba la noche y te contaba chistes espontáneamente.

La misma personalidad que me hizo enamorarme . . .

Enamorarme de él.

Esperaba que la elección de mi vestido le ocasionara algo, quería que me besara que al igual que el vestido rojo de antes, quería que mi vestido lo tentara y terminaran sus manos en él.

Sin embargo no dijo nada, sólo me ignoró.

E ignorarme era más doloroso de lo que pensaba.

Él se veía muy guapo, con su traje negro y camisa del mismo color con los primeros dos botones abiertos mostrando su cadena plateada, su barba creciendo y su cabello acomodado como la primera vez que lo conocía.

Se veía casi perfecto.

Sólo faltaba su preciosa sonrisa para considerarlo perfecto.

En lugar de eso se encontraba una expresión seria en su rostro.

Pero ambos éramos lo suficiente orgullosos para no dar el primer paso, tal vez una pareja mas madura hubiera hablado de esto en la habitación lo mas rápido posible para evitar futuros problemas, pero mi orgullo y sus celos eran una mala combinación.

"Bienvenidos todos a la noche dionisiaca; El hotel espera que todos estén disfrutando de su estancia, pedimos que sean tan amables las parejas de salir a bailar los vals y compartir baile con todos nosotros, ¡qué comience la fiesta!"

Todos aplaudían con emoción y algunas parejas salieron de sus mesas al centro.

Yo observé a Ferit un momento y él alzó una ceja como si preguntara si quería bailar.

No paso mas de un minuto cuando vi que se paro de su asiento y me ofreció su mano.

Yo negué nerviosamente.

"Estás bromeando, cierto? " él me miró sin chistar y no dijo nada así que no estaba bromeando.

"Vamos, no venimos hasta aquí solo para quedarnos sentados o sí?" Yo negué con una sonrisa y acepté su mano.

Estaba casi segura que si no salía a bailar él no iba a hacer otra cosa más que masticar queso.

Ambos pasamos al centro y comenzamos a bailar copiando a las demás parejas.

Sentí las manos de Ferit en mi espalda baja rodeando mi cintura con cautela.

Mis manos se posaron en su cuello e intenté acercarme a su rostro, nuestras narices chocaron ligeramente y sonreí.

"Hueles muy bien" mencioné sin pensarlo y él me respondió con una ligera sonrisa mientras seguimos bailando lentamente.

"Yo siempre huelo bien" respondió para después abrir su boca y cerrarla rápidamente, cortó sus palabras antes de decir algo y quise preguntar que era pero él giro su rostro apartando mi vista y decidí no preguntarle.

Quiero que te rindasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora