El mes y medio pasó más rápido de lo planeado, en un parpadeo ya eran finales de octubre y la tan esperada gala se acercaba con rapidez detrás de todos.
No sé porque tenía un miedo recorriendo mi pecho como si algo malo fuera a pasar, pero lo hacía aún lado cada vez que Ferit me abrazaba.
Estar en la universidad había sido una de las mejores experiencias de mi vida, sí, a veces se me acercaban muchas personas por interés pero había aprendido a sólo llevarme con personas honestas después de observarlas mucho, con el paso de unos mese había hecho uno que otro amigo y en las tardes Ferit y yo salíamos a caminar por las orillas del mar o de vez en cuando a una que otra fiesta.
Parecía que finalmente habíamos tomado nuestro ritmo, eso no significaba que no peleáramos una que otra vez por sus celos o por su necedad pero todo en teoría estaba tranquilo, todo excepto el gran secreto que no me animaba a decirlo en voz alta, y yo sabía que habíamos jurado confiar el uno del otro, pero esto no se trataba de confianza, esto era algo mas grande que no sabía que hacer con ello.
Y es que con el paso del tiempo me estaba llenando de secretos, primero con la mentira que le dije acerca de las pastillas que según tomaba y lo segundo era acerca de lo que sabía de su padre.
"Estás muy pensativa" susurró besando mi mejilla, yo sonreí por inercia y continué enjabonando su espalda.
"Estoy nerviosa por la gala de esta noche, eso es todo" respondí mientras él me besaba.
"Tengo tantas ganas de quitarte un vestido que ni siquiera te has puesto" mencionó dándome un beso.
"Ultimamente me has quitado tantos vestidos que ya perdí la cuenta" mencioné separándolo un poco de mi.
"Pero en ninguna vez te he visto quejarte esposa mía" mencionó coquetamente y yo le coloqué espuma en el rostro.
"Pensé que era lo suficiente expresiva" dije entre risas.
"Lo eres, en los últimos dos meses he aprendido que significa cada gemido que sale de tu linda boquita."Yo también te he aprendido cada parte de ti" mencioné sujetando su miembro entre mis manos.
"Que te gusta de mi, donde te gusta que mis manos te toquen y mis labios te besen" solté subiendo una ceja.
"Aprendes rapido linda muñequita" susurró enfrente de mis labio y yo lo solté riendo.
"Quiero que me mires siempre que te poseo, quiero que tu memoria grabe mi rostro cuando entre en tí para que siempre sepas a quien perteneces"
"Te pertenezco a ti, sólo a ti Ferit" mencioné abrazándolo.
"Parece que tardamos un poco más de lo estimado" mencionó entre besos.
"Te dije que debimos sólo bañarnos, todos nos deben estar esperando" me quejé cambiándome con rapidez.
Ferit solo se rió mientras veía cómo se acercaba con su traje de Hades de seda a mí.
Se veía muy imponente, con telas finas negras cayendo con elegancia y decoraciones de plata en su cintura y cabeza.
"Déjame ayudarte" mencionó mientras me ayudaba con el corsé del vestido.
"Te ves preciosa" susurró en mi espalda y yo le di un codazo.
El vestido era un corte blanco con flores doradas que caían desde mi cintura hasta mis pies, había una aventura en uno de mis muslos y llevaba unas zapatillas doradas.
Decidí dejarme el cabello suelto y solo enfocarme en el maquillarme principalmente.
Había dorado y blanco predominando en mi rostro con un delineado dorado en mis ojos.
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Quiero que te rindas
Hayran KurguFerit Korhan sabía que había perdido en el momento en que su mirada la enfoco a ella, "la belleza de antep" su mente le hizo creer que el era el que llevaba las riendas del juego, pero Seyran no se la deja fácil. Había algo en Seyran que no encajaba...