Los zafiros son rojos.

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Los siguientes días fueron un periodo de paz interesante; parecía que hacer las paces en aquella cabaña nos había permitido sentirnos de nuevo tranquilos entre nosotros, habíamos creado una propia rutina que nos permitía seguir nuestros trabajos y en la noche disfrutar de ambos.

En las mañanas nos despertábamos y nos dábamos un baño junto que si no se alargaba mas de lo planeado nos permitía llegar a tiempo para desayunar en familia, Seyran seguía con la dieta recomendada y la podía ver mucho mas sana después de 2 semanas de tratamiento y una alimentación mucho mejor.

De ahí ambos nos retirábamos de la mansión para ir por Suna que también se veía mucho mas feliz al acompañar a Seyran con su trabajo, me despedía de ellas y yo me dirigía con el maestra Necip para trabajar en la colección que estaba elaborando, mientras Seyran se dedicaba a sus sesiones de modelaje.

Después alrededor de las 6 pasaba por Seyran y Suna, los tres cenábamos algo y dejábamos a Suna en su casa; a Seyran le gustaba mucho caminar en las orillas del mar así que ese era nuestro momento especial, nos habíamos conocido mucho mejor en esto días de paz de lo que tal vez los 10 meses que habíamos estado juntos; por ejemplo yo no sabía que Seyran quería ser bailarina de ballet de chica, o que su color favorito era el café, que amaba los chocolates y su bebida favorita además de los tes con leche era el chai latte.

Flashback

"Bien ¿Cuál es tu cafetería favorita en el mundo?" me preguntó mientras sostenía su mano en mi brazo y ambos seguimos caminando entre la noche fría.

"Mmm nunca me lo había preguntado" respondí pensando en todos los lugares a los que había ido.

"Debes tener una" mencionó con tranquilidad

"Creo que es una que se llama Ladurée está en West Broadway en New York" respondí sin dejar de mirar sus labios que quería besar.

"Suena muy elegante ¿qué te gustaba de allí?" Preguntó sin soltar mi mano.

"Tiene unos macarons excepcionales, algún día te llevaré ahí siento que te gustaría mucho por la estética"

"Como te envidio por viajar tanto, me hubiera gustado aunque sea salir de Antep a lugares cercanos" Noté como su voz se quebraba un poco y la detuve para abrazarla y esconder su rostro en mi pecho.

Algunas personas pasaban por ahí y no quería que ella se apenara.

"Shh está bien, pronto saldremos a Edimburgo y disfrutaras todo lo que quieras, además si las cosas salen bien podremos ir a donde tú quieras después" mencioné mientras acariciaba su espalda.

"Tengo miedo Ferit" su voz sonaba débil y yo la abracé más fuerte.

"De qué amor?"

"De que algún día esto termine"

Entendía su miedo, era una idea que a veces pasaba por mi cabeza, el que pasaría si esto termina pronto, si sólo es un sueño y tan pronto abra los ojos esta paz se esfumara.

"Creo que ambos tenemos miedo porque siempre que intentábamos tener un poco de tranquilidad pasaba algo y nos la arrebataban o ambos empezábamos peleas interminables, pero tranquila yo creo que el destino ya nos está recompensando"

Ella siguió abrazándome con fuerza un tiempo más, podía oler la brisa del mar y sentir el calor de Seyran, era muy tranquilizante, respire profundamente el aroma de su cabello y besé su cabeza mientras acariciaba con cariño su espalda para darle apoyo.

Oía su respiración en mi pecho y la preciosa noche me regaló un lindo recuerdo.

Ambos nos quedamos así lo que pareció un buen rato hasta que sentí cómo se soltaba de mis brazos.

Quiero que te rindasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora