- Chapter four

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ANTONELLA CAMINABA RÁPIDAMENTE para poder seguirle el paso a su hija. Era impresionante la energía que tienen los nenes chiquitos.

Estaban subiendo un cerro de 1700 mts de altura y claramente varias mujeres no podían más, los fútbolistas estaban como si nada y los nenes corrían más de lo debido, mientras jugaban entre ellos.

- Pausa, necesito tomar agua - Gritó el Cuti, quien tenía a su hijo,Valentino, en un porta bebes, sin duda toda la imagen agresiva se iba a la mierda al verlo con su primogénito en el pecho.

Antonella aprovecho el momento para sentarse en una piedra, ella no había parado de correr siguiendo a Allegra y ahora estaba aprovechando que la nena se había cansado y estaba en los hombros de Paulo.

La De Paul pudo ver como su hija le hacía señas para pedirle agua, si alguien más viera a la nena pensarían que estaba poseída, todavía no sabía hacer buenas señas - Enzo, le pasas la botellita a Allegra, porfa - El Fernández le dió la botella a la más chica, quien tomó casi todo, correr le daba sed.

- ¿Cansada? - Julián tomó asiento al lado de Antonella. Ni siquiera necesitaba que le dijera algo para saber la respuesta. El pecho de la morocha subía y bajaba rápidamente, y sus ojos se cerraban con un poquito de viento - Dame tus bolsos, así no cargas con tanto peso.

- No, son muy pesados y aparte yo decí traerlos.

- Dale, me hacer bien, cuando vuelva a Manchester voy a tener unos re brazos - Una sonrisa se asomó en los labios de la editora y al pasarle los bolsos - La energía que tiene Alle, te juro que no entiendo donde les entra - Comentó Álvarez al ver como Allegra se había bajado de los hombros de su tío para salir a correr con Olivia.

El acuariano pudo ver que en el bolso había un llavero un tanto inusual, lo cual logró captar toda su atención y no tardo en preguntar sobre aquel objeto
- ¿Y esto?

- Un regalo de Paulo, Allegra lo adora, es más el llavero siempre está en su mochi para poder verlo cuando está en el jardín - En una de las tantas visitas de las De Paul a Roma, Paulo le regaló a su ahijada un llavero de él mismo.

- Un regalo medio narcisista, igual no sabía que hacían estos muñequitos de futbolistas.

- Es que no hacen, él lo mandó hacer - Julián soltó una carcajada, nunca se lo hubiera esperado de su compañero. Los funko pops eran caros y no se quería ni imaginar lo que saldría personalizar uno.

- El que tiene plata hace lo que quiere.

Cerca de los jóvenes se encontraba Rodrigo, quien miraba la escena atentamente, no le gustaba mucho ver como su amigo se reía con su hermana. El número siete sabía que Álvarez tenía novia y que esas risas podían significar un intento de coqueteo por parte del cordobés hacia la diseñadora.

- ¿Que pasa, te pegaron los celos de hermano mayor ? - Susurro Enzo, gran parte de la scaloneta se acercó a al jugador del atlético. Todos amaban el chisme y el bardo, y todos los asuntos que tengan que ver con el jugador parecía ir de la mano con estos.

- Cállate vos - Rodrigo empujó a Fernández con un brazo, sin quitar la mirada de su hermana - No me gusta para nada como se le acerca Julián, es una araña no una rata.

- Y las arañas pican fuerte.

- Cállate Paulo.

- Ustedes piensan que el Juli le quiere entrar a la Anto - Dijo el Papu, quien estaba muy interesado en el tema, si él sabia algún chisme nuevo le iría contar todo rápidamente a su mujer y este chisme venía picante.

- Para mi, re si, yo lo re veo de papá luchon al araña - Acotó Otamendi - Mira, ya esta empezando tirar telarañas - Allegra se acercó a su madre para pedirle un paquete de galletitas y mientras esta buscaba, Julián le hablaba a la nena e incluso le acomodaba el piluso.

DAYLIGHT | julián álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora