Chapter eleven

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LA EUFORIA PREDOMINABA EN EL LUGAR; Argentina le había ganado a México, y no podían estar más contentos, los argentinos tenían esperanzas de nuevo, los jugadores retomaban sus esperanzas de llegar a casa con la tercera.

Antonella y Valentina cantaban canciones de cancha mientras iban en el auto; la Cervantes con los ojos hinchados de llorar, el gol de Enzo había sido un sueño y el orgullo le ganó. Olivia había sido la persona que más fuerte había gritado el gol y Allegra la felicitaba.

Se dirigían hacia el hotel de los jugadores, querían felicitarlos por el partido, abrazarlos y mimarlos; todos se merecían un día de descanso, un día donde disfruten en familia, rodeados de amor y felicidad.

Las puertas de vidrio se abrieron de par en par, una avalancha de nenes corría hacías sus padres y el resto de la familia caminaban con tranquilidad detrás de ellos.

Antonella se separó de Valentina y se acercó a su hermano quien tenía a Allegra en brazos. Mónica, su madre estaba sacando el mate, los dos De Paul mayores bromeaban entre ellos y Martina grababa la escena entre tio y sobrina.

- Felicidades negro, te dije que les iba a ir re bien - Dijo la capricorniana envolviendo a Rodrigo en un abrazo.

- Lo re merecían, no puedo más de la felicidad - Aseguró Stoessel.

La charla entre todos era muy amena, aunque Allegra no prestaba atención, estaba demasiado concentrada en buscar a alguien entre la gente -¿Qué buscas, mi vida? - Preguntó Guido viendo como su sobrina estiraba la cabeza y miraba entre la gente.

- Seguro está buscando a Oli, es su amiga - Contestó la diseñadora - Allá está Oli - Señaló hacia una esquina donde se encontraban los Fernández y los Alvarez.

Los ojitos de la nena se iluminaron y salió corriendo en esa dirección -¡Juli!- Ambas familias se giraron tras escuchar aquel grito. Al ver a la menor la cara de Julián desprendió un brillo único y una sonrisa que nadie podría sacarle.

El jugador abrió sus brazos y Allegra se aferró a su cuello - Hola Alle, ¿Cómo estás, amor? - Dejando besos en su cabeza, la nena se distanció y se sentó en sus piernas sin sacar su bracito del cuello del hombre -¿Viste el partido?¿Te gustó?

- Me gustó, ju..jugaste re bien - Dijo la mini De Paul. El cordobés no pudo evitar acomodarle el pelo y el piluso violeta que llevaba por el sol; la más chica vio a Enzo y recordó que había metido un gol -¡Gol!

El Fernández chocó la mano con Allegra y le dio un beso en esta. Los Álvarez no podían estar más confundidos, no tenían idea de quién era esa nena y la relación que Julián tenía con ella.
Mariana, la madre del delantero, sentía como una chorro de agua helada le recorría la espalda; la idea de que su hijo haya sido padre y se los haya ocultado se adueñaba de su cabeza.

- Felicidades Enzo - Apareció Antonella, acercándose al benfiquista y dándole un pequeño abrazo - Que golazo.

- Hoy me tocó picar a mi - Dijo Enzo mirando a su amigo de manera muy poco disimulada; para la suerte del araña nadie le había entendió al porteño.

- Hola, ¿Cómo anda la banda? - Paulo dio un saludo general, ya había saludado a las De Paul y a los Fernandez - Que traidora, me cambia por un gallina, lo que me faltaba - Señaló a la nena con rencor - Ya vamos hablar vos y yo.

- La situación debería ser informada también a Leandro, estos pecho fríos le van a llenar la cabeza de cosas raras - Se metió a la conversación Nahuel, todos los fanáticos de Boca trataban de convertir a Allegra en bostera y nadie arruinaría sus planes.

- Pecho frío sos vos que tu jermu me busca a mí - Insinuó Enzo sin ningún tipo de sutiliza.

- Cállate, negro villero.

DAYLIGHT | julián álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora