Chapter seven

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CUANDO CAYÓ LA NOCHE, Antonella ya había preparado la mitad de los bolsos, ya que al día siguiente se irían de aquel pueblo cordobés.

Aunque sería la última noche, nadie quería salir, todos estaban haciendo los bolsos, viendo como regresarían a su casa, etc.

Las De Paul ya estaban vestidas para salir, la morocha siempre hacia todo a último momento, por lo tanto tendría tiempo para ir a comer.

-¿Van a salir?- Pregunto Valentina, mientras guardaba los alfajores cordobeses que había comprado para su familia.

- Si, no vamos a comer acá, tenemos ganas se comer algo afuera, ¿Alguno quiere que compremos algo? - Respondió la diseñadora.

- Compren salame y queso, los del super Becerra, esos están buenísimos - Acotó Enzo, quien obtuvo una respuesta afirmativa.

- Eu,¿Les molesta si voy con ustedes? - Dijo Julián, este tenia ganas de comer afuera, pero no queria ir solo, no había nada más depre que estar comiendo solo.

- No,no, veni con nosotras.

Los tres se subieron al auto del jugador, el centro no quedaba tan lejos, pero ir con un conchecito cansaba y la mejor opción era ir en auto.

Cuando llegaron bajaron las cosas del vehículo e iniciaron una búsqueda de algún lindo lugar para comer.

- Podemos ir a una pizzeria, Leo y Anto fueron y les encantó, tenían juegos para nenes - Propuso Álvarez. Aquella mañana Lionel le había contado su experiencia en un restaurante, el cual a la familia le encantó.

Los jóvenes se encaminaron a la pizzeria, la cual tenía una fachada rústica. La gente al ver entrar a Julián, le pidieron varias fotos, las cuales fueron tomadas por la morocha; quién se aseguró de que todos tuvieran su foto, para después poder ir a sentarse a una mesa.

Luego de pedir la comida, Allegra se fue a los juegos, dejando solos a la porteña y al cordobés. Quienes miraban atentamente lo que la nena hacía, ninguno se animaba a sacarle la vista de encima, no solo para cuidarla, si no para no mirarse el uno al otro.

Ambos sabían que si pasaban mucho tiempo mirándose su corazón latiria más rápido, las mariposas volarian rápidamente dentro de su estómago y los nervios aumentarían.

- Estaban re emocionados los nenes, que lindo que te admiren así - Dijo Antonella, sin apartar la mirada de su hija.

Julián miró a la morocha con suma valentía, podía notar como la mujer trataba de evitar el contacto visual - Si, bueno, nunca pensé que me admiren, pero se siente bien - El pecho del jugador se calentó, el orgullo lo invadió y la felicidad de cumplir un sueño lo arroyo - Es lindo ser el ejemplo de alguien, que miren tus partidos, que intenten aprender viéndote,  transmitirles algo.

- Muchas personas se habrán ido a dormir contentas por un gol o una asistencia tuya - Alago la diseñadora, quien había dejando de mirar a su hija para mirar a su acompañante - Aunque cuando jugabas en River te odiaba, nos ganaste la libertadores.

- Como te duele la cola - Cantó el acuariano, mientras se movía al compás de su canto, este fue detenido por un golpe en el brazo de parte de la capricorniana. Aquel acto hizo que el chico de ojos cafés riera, le estaba encantando aquella confianza que iniciaban a tener.

- Somos tan humildes que los dejamos ganar, libertadores nos sobran - Dijo la morocha con arrogancia. Aunque no lo admitiera aquella final la había destrozado.

- No entiendo, ¿por qué vos sos de Boca y tu hermano de Racing?

- Rodri es de Racing por su papá y yo soy de Boca por mi abuelo- La nostalgia se apodero rápidamente de la De Paul - Él me llevaba a la cancha y logró que conociera a Román, nunca en mi vida fui tan feliz.

DAYLIGHT | julián álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora