19.

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— Sabía que eras gay pero no sabía que te los cogias en casa de mamá. Que vergüenza das. — Escuché decir. Por supuesto que conocía aquella voz: David. Estaba confundido y la furia ya comenzaba a aparecer.

— ¿Que carajos haces aquí, David? — pregunté, acercándome a él.

— Hola tanto tiempo, yo estoy bien y ¿tú? — respondió irónicamente.

— Responde. — dije, enfurecido.

— Esta es mi casa también.

— No me vengas con esas estupideces. — senti la mano de Charlie sobre mi hombro. Me había olvidado completamente que estaba allí. Me miró preocupado.

— Creo que debería irme. — dijo, susurrando.

— Lo siento. — solo pude asentir. Sabía que aquello con David no terminaría bien, y no lo quería envolver en esto. Mierda. Todo estaba saliendo muy bien para ser verdad. — Déjame acompañarte.

— Que ridiculo — escucho a David y suspiro cerrando mis ojos, tratando de mantener la calma.

— No, esta bien. Iré caminando, conozco el camino. — sonríe de manera forzada — Luego hablamos.

— Gracias. Lo siento, en serio. — Charlie se fue y mi corazón se hizo trizas, una vez más. La ira que contenía era insostenible. ¿Por qué David era tan estupido? Mierda.

— ¿Puedes dejar de actuar como un maricon, una vez en tu vida? — soltó, apenas Charlie salió por la puerta.

— ¿Que carajos haces aquí, David? — me crucé de brazos.

— ¿Creíste que bromeaba cuándo dije que vendería esta casa?

— ¿Que es lo que te pasa? Eres una completa mierda. — mi voz subia de tono con cada palabra — ¿En serio crees que permitiré que vendas la casa de mamá? Estas demente — reí, de manera irónica— estás realmente demente.

— Lo haré, Nick.

— VETE A LA MIERDA — grité e hice una pausa — Mamá estaría muy decepcionada de ti.

— ¿Y de ti estaría orgullosa? — dijo, con maldad. — ¿En serio crees que eres el único que la extraña?

— ¿Tu la extrañas? Queriendo vender su casa, llamándola esa mujer como que si no fuera nadie, borrando cada puto recuerdo que nos rodea de ella — volví a levantar el tono — ¿quieres joderme la vida? Pues felicitaciones, lo estas logrando. Vende el último recuerdo que tengo de ella, ¡hazlo y vete al carajo!

— ¡Lo hago porque no soporto saber que ella ya no está aquí, Nick! — hizo una pausa, y su voz comenzó a quebrarse — Todas las noches llamo a su estupido número para que me atienda su buzón de voz y no olvidarme de ella. ¿Piensas que eres el único que llora su perdida? Pues, ¿que crees? ¡No, imbecil!.
>> Te recuerdo que mamá se murió por tu culpa, ¿dónde estabas cuándo ella murió? Vamos, dime. — no podía si quiera soltar una palabra — ¿No lo recuerdas cierto? ¿que tan drogado estabas que no lo recuerdas, eh? — me empujó — Mamá se preocupó más por tu puta salud que la suya.

— Lo se — Respondí. Cada palabra que lanzaba me atravesaba el cuerpo como una maldita espada, una y otra vez. Mi tristeza se mezcló con furia y culpa. Demasiada culpa. — ¿Piensas que no lo sé, David? — mi voz comenzó a subir — No hay una mierda que puedas decir que yo no lo tenga asumido, ¡YA LO SÉ, CARAJO! Todos los putos días de mi vida me culpo por ello. ¿Crees que es fácil? Dime — le devolví el empujón— ¿Tú donde estabas cuándo ella murió? ¡Oh si! En Paris, rogándole atención a nuestro estupido padre. Eres una maldita basura al igual que él.

Monster - Heartstopper auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora