Capítulo 31: Noche de bodas

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Por mucho que Prem insistiera en que las miradas ajenas no importaban, Boun salió de su cuarto con la camisa más amplia de su talla normal y los pantalones blancos con un poco de miedo.

Su abdomen no mostraba apenas la gestación del bebé, pero él podía notarlo.  Había perdido la dureza y los músculos y era blandito y como si descuidara un poco su dieta.

Se dirigió hacia la pequeña playa privada.  De repente deseaba que todo eso pasase rápido para poder estar solo con Prem.

Una trabajadora del hotel salió a recibirle.  Llevaba una carpeta y una expresión de profesional que le hizo sentirse un poco cohibido.  A veces los empleados de sitios así estaban tan saturados con sus propios problemas que olvidaban que para el cliente era un día importante.

Esa en concreto cambió la expresión cuando vio que estaba estresado.  La comprensión inundó su rostro.

-No esté nervioso.

Observó la camisa.  Se utilizaba para pocas ceremonias.

-Usted es uno de los de la pareja... diferente.

-Sí.  Soy el alfa, pero estoy embarazado.

-Vamos.  Es normal que esté nervioso.  Pero respire hondo.  No vas a querer desmayarte en tu boda.

-Ya lo hice en la lectura de mi tesis.

Le sujetó la mano y le guió al pequeño templete al final de una pasarela de madera sobre el agua.

Prem le esperaba al inicio del camino.  Recorrieron juntos ese corto espacio, descalzos sobre pétalos de rosa.

Juntaron sus manos y escucharon las palabras del sacerdote budista que prestaba sus servicios para bodas.  Bodas discretas, bodas rápidas, por el motivo que fuese.  Al final se trataba de bendecir la felicidad de dos personas que empezaban a caminar juntas sin juzgar.

Pasaron la tarde con los padres de Boun, celebrando.  Comieron y luego tomaron una cena ligera tras una tarde de actividades de celebración y bendición nupciales.  Incluidas las ofrendas para el buen camino de su unión en el altar para esa acción que tenía el hotel.

Al caer el día, se despidieron de los padres.

-Los casados necesitan intimidad.

Ambos sonrieron con las caras cubiertas de rubor.  No habían podido disimular esas ganas de soledad para celebrar su unión piel con piel, la más auténtica de las maneras.

Entraron en el cuarto.  Estaba preparado también.  Boun deseaba preguntar cómo habían sido tan detallistas a sus espaldas, pero estaba demasiado feliz celebrándolo.

No había champán frío, al haber un bebé en camino.  Prem de hecho no había probado el alcohol en todo el día.  Le daba miedo que sus suegros lograsen emborracharle y perder esa noche.

-Vete al baño y espérame -le dijo a Boun al oído.

Este olvidó por completo reparos de alfa.  Entró en el baño y el olor a flores frescas y agua con esencia de lavanda le hizo sentirse relajado.  Se quito la ropa y entró en la bañera. La bañera era grande, un hueco en el suelo de agua templada y con distintos grifos para regular la temperatura.

Prem se quitó la ropa en la habitación.  Se puso un albornoz y tomó un anticonceptivo oral extra.  No sabía cómo se iban a poner las hormonas y ahora más que nunca debía cuidarse.

Tomó un frasco de la mesita de noche y entró al baño.

-¿Estás bien?

Boun asintió, con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en una almohada fuera de la bañera. Prem abrió el frasco y se frotó las manos con el aceite aromático con efecto relajante.

Boun le miró.  Prem calentaba el aceite en sus manos.  Se metió en la bañera con la bata y sonriendo empezó a masajear sus piernas.  Boun iba a incorporarse.

-Déjame cuidarte.

Boun decidió permitirlo.  Se sentía vulnerable.  Nadie creería que era el mismo estudiante de posgrado raro, callado y seguro de sí mismo.

Permitió que Prem dispusiera de su cuerpo con absoluta indolencia.  Sus manos fueron relajando sus tendones, sus músculos, sus nervios.  Apretaba, masajeaba y también acariciaba.

Ignoro la zona más sensible para masajear sus hombros.  Al fin, le susurró:

-Tienes un músculo especialmente duro.  Va a requerir más que masaje.

Boun, que esperaba unas caricias, se sorprendió cuando Prem abrió sus piernas y se encajó de una sola vez en él.  Se sentó sobre su pene erecto y duro sin detenerse.  Le recibió llenándose de él.

Haciéndole sentirse alfa.

Le sujetó las caderas para marcar el ritmo de Prem.

Toda la noche.

Rompiendo las normas ||BounPrem||Mpreg||OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora