-Ya ya ya, deja de hacer tanto drama por Dios, te pareces a tu madre-inhaló de su cigarrillo- Hablé con Frank y modificamos la cláusula, solo será por un año-se encogió de hombros, bufé con frustración
-No pues que detalle papá, gracias-respondí con sarcasmo
-Ya deja de quejarte y mejor cuéntame sobre la luna de miel, ¿disfrutaron?-preguntó con cinismo, alzando una ceja
-Por supuesto que no papá, fue lo más incómodo del mundo, no hablamos, en la casa es igual, no entiendo como pretenden que esto es normal o fue una buena idea-negué con la cabeza incrédulo al ver como para el no pasó nada, como si lo que hicieron fue lo mas normal del mundo
-Tan solo ha pasado una semana, dale tiempo, en lo que debes concentrarte es en que mañana son las elecciones, debes estar ahí con tu adorada esposa, recuerda que al tomar protesta, tú estarás en la mira del público por ser sucesor al puesto, y por el amor de Dios que no se note la incomodidad, deben aparecer sonrientes, enamorados, ¿entiendes?-me miró retadoramente, suspiré pesadamente
-No te prometo mucho, te repito, ni siquiera nos dirigimos la palabra-dije casi entre dientes
-Estoy seguro que Frank se encargará de su hija, lo que te puedo aconsejar es que intentes acercarte, digo, duermen juntos ¿no es así?-inhaló nuevamente de su cigarrillo
-Obviamente no, cada quien tiene su habitación, es un matrimonio arreglado, falso, no puedes pretender que sea como uno de verdad-respondí con molestia
-Pues debes hacer algo al respecto, quiero nietos pronto Justin-me miró fijamente, abrí los ojos con sorpresa y molestia
-¿Acaso te volviste loco?-pregunté alterado, el comenzó a reír, fruncí el ceño confundido
-Estoy bromeando Justin, cálmate-rió, lo fulminé con la mirada
-Espero que sepas lo mucho que te detesto en estos momentos-suspiré, y así sin más, salí de su oficina dando un portazo y dirigiéndome a la mía, literalmente me dejé caer en el sillón que lo adorna y solté aire pesadamente. ______ y yo regresamos de España hace dos días, fueron los días más lentos e incómodos de toda mi existencia, al llegar nuevamente a Canadá nos instalamos en la casa y desde entonces ella está siempre en su habitación, es como si no estuviera ahí, por suerte Magda me mantiene acompañado pues es quien se encarga de preparar la comida, y el aseo de la casa y por supuesto mi perrito Oscar, pero sigue siendo demasiado tenso estar así.
-Eres increíble-susurré con la voz entrecortada y agitada
-Me lo has dicho antes-respondió Alissa de la misma manera, sonreí y la abracé atrayéndola a mi
-No sabes cuánto te extrañé-dije besando su frente, ella comenzó a contornear los tatuajes en mi pecho con su dedo índice, bajando por mi abdomen, hasta nuevamente llegar a mi miembro aún sensible, acariciando suavemente, provocando un gemido casi inaudible, se acercó más a mi rostro hasta llegar a mi oído
-¿Te lo hago mejor que tu esposita?-preguntó en un susurro, tragué saliva intentando controlarme
-No ha sucedido nada con ella Liss, ni sucederá-respondí con seguridad, ella sonrió triunfante
-¿Entonces eres solo mío?-preguntó mordiendo suavemente mi labio inferior
-Completamente-respondí ya cegado nuevamente por la excitación, terminé por besarla con desesperación tirando de sus brazos hasta hacerla quedar sobre mi para así lograr entrar nuevamente en ella, si, si, sé lo que están pensando, le estoy siendo infiel a mi esposa, pero por más mal que me pueda escuchar, ¿realmente es una infidelidad? Nada nos une más que ese papel, sinceramente ni el anillo que mi padre nos dio me he puesto fuera de la oficina, y de alguna u otra manera tengo que sobrevivir un año.
-Espero que pienses en mi-dijo ella vistiéndose después de un rato, solté una risita irónica
-A todas horas, entiende eso, que me obligaran a casarme no quiere decir que deje de pensarte o quererte a ti, te amo, y una vez que sea libre, estaremos juntos para siempre, lo juro-dije tomándola de ambos brazos, para después finalmente besar sus labios suavemente.
Después de algunas horas con Alissa llegué a la casa, para ser honesto me fui de la oficina un par de horas antes de la salida, son ya las siete de la noche, fruncí el ceño al ver todo apagado, supongo que Magda ya se fue, logro ver en la cocina platos con la cena cubierta, supongo que _____ no salió a comer, ya que la puerta de su habitación está cerrada, suelto un suspiro con pesadez y logro ver como Oscar está acostado afuera de su puerta, me levanto para poder alcanzar un plato pero al moverlos, provoqué un fuerte estruendo, negué con la cabeza frustrado y me serví un poco de comida
-No te escuché llegar, creí que se había caído algo-la voz de _____ se hizo presente en la cocina, alcé la mirada encontrándome con ella, vestida con una pijama de seda color lila, y unas sandalias blancas, sinceramente nunca había prestado atención a su cuerpo, o será que es la primera vez que la veo así, en la dichosa luna de miel utilizó otro tipo de pijamas
-Es mi casa, vivo aquí-respondí seriamente, aunque siendo honesto, no sé porque respondí así, ella asintió tragando saliva
-Yo... Lo siento-murmuró y caminó nuevamente a su habitación, relamí mis labios sintiendo el remordimiento apoderarse de mi inmediatamente
-______...-la llamé, pero fue demasiado tarde, ya había cerrado la puerta, con mucha frustración hice el plato a un lado con un tanto de agresividad para después tirar de mi cabello y finalmente cubrir mi rostro. No fue mi intención responderle así, no sé que sucede conmigo, han sido pocos los días en esta casa, en esta nueva vida y ya la he cagado mucho con ella, que también está padeciendo esto, no soy el único miserable con esta situación, y sin embargo aquí estoy, haciéndole a ella imposible este proceso de adaptación. Simplemente me siento molesto conmigo mismo, quizás por no ser lo suficientemente valiente para enfrentar a mi propio padre, molesto con el, con la vida, con todo a mi alrededor, no quiero estar rodeado de tanta mierda política, no quiero ser sucesor de nada, simplemente quiero ser libre, y no puedo tomar mis propias decisiones.

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Change Me
FanfictionEs increíble cuánto puede cambiar la vida en un abrir y cerrar de ojos, un día eres una joven libre, feliz, con planes, metas y sueños, y al otro, te convierten en la esposa del hijo de un político.