Después de que Mash hiciera que Gudako se arrepintiera de sus acciones amenazando con no volver a llamarla sempai, y que todos se enterasen de lo que era Chaldea, y la historia que tenían con Jalter, además de que Jalter se terminase avergonzando más intentando montar a Sieg, Darknes puso el siguiente universo.
*¡Sigue empujando! ¡No podemos fallar ahora!" gritó la voz femenina de su maestro, Shielder a su lado mientras corrían hacia su objetivo.
De repente lo vio, la luz acercándose rápidamente a su grupo de Servants improvisados, al instante Archer supo lo que estaba pasando. "¡MASHU PROTEGE A RITSUKA!" Gritó, causando que la semi-sirviente se congelara al ver la explosión entrante.
Desafortunadamente, su advertencia llegaría demasiado tarde para la mayoría de los Servants, quienes fueron tomados por sorpresa por el repentino ataque. Cuando el golpe aterrizó, el mundo explotó en una luz de arco iris, el suelo se desgarró debajo de ellos. En verdad, cuando el polvo y el humo se disiparon, el único que quedaba en pie era Archer, Rho Aias se desvanecía mientras se interponía entre su maestro y su nuevo oponente.
Archer echó un vistazo rápido a su entorno y se sintió increíblemente agradecido de que nadie pareciera haber muerto, Rho Aias absorbió suficiente de la explosión como para simplemente dejarlos inconscientes. Después de todo, no podían permitirse perder a nadie tan tarde en el plan de Solomon. Necesitaban toda la ayuda que pudieran obtener, y si Ritsuka moría, entonces Chaldea estaba prácticamente muerta*
Gudako: ¡ahhhhh! ¡vamos a morir, Mash siempre fantaseo contigo y no me arrepiento de nada!
Mash: Archer sempai es asombroso- dijo la Shielder viendo como todos eran protegidos por él.
Scáthach: no puedo creer que nos protegiese de eso.
Atalanta: ¿Cómo demonios él tiene ese escudo?
Heracles: ¡graaarrr!
Aquiles: tú lo dijiste amigo.
Todos: "¿entendió eso?"
Mientras Romani se estremeció por la mención de Solomon, cosa que solo lo vio Da Vinci.
*El dolor estalló en todo el cuerpo del arquero cuando comenzó a lidiar con los efectos secundarios del uso de Rho Aias, su cuerpo casi se desgarra. Sin embargo, se obligó a ignorar el dolor cuando el sonido de los cascos se hizo más fuerte. Apretando los dientes, miró hacia arriba y vio a un grupo de caballeros montados acercándose a él, y guiándolos no era otro que el Rey León. Levantando la mano, el arquero se preparó para conjurar a otro Rho Aias si fuera necesario cuando el grupo se detuvo ante él.
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