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Dilara

No podía creer que después de tanto tiempo estaba volviendo a Los Ángeles, no quería hacerlo, pero tenía.

No podía dejar a mamá sola en esto, ella fue la primera en apoyarme cuando supo de mi embarazo y yo no podía no hacerlo cuando está pasando por algo así.

Ahora que soy mamá no podía imaginar mi vida sin Murad a quien extrañaba con todo mi corazón. Había decidido dejarlo con Leni y Alex en Italia, no quería exponerlo o mejor dicho no quería que cierta persona lo viera.

Tenía miedo, miedo de ver a mi madre en ese hospital y de encontrar lo, solo quería ver a mamá y regresar con mi hijo.

Estaba cansada, había tomado un vuelo de varias horas para llegar. Lo único que quería era una cama, pero el plan era otro.

-¡Papá!- a penas lo veo corro a sus brazos.

-Cariño-

Nos quedamos abrazados por unos minutos hasta que por encima de su hombro veo una cabellera rubia.

-Gustav.- me separó de papá para abrazarlo a él.

-Di.- el rubio me devuelve el abrazo.

Eso hasta que unos brazos me rodean la cintura, al separarme del mayor me encuentro con una pequeña rubia a la cual había extrañado.

-Mi pequeña Lottie.-

Me agachó hasta su altura para rodearla con mis brazos, ella hace lo mismo, pero rodea mi cuello. Puedo sentir la sollozar un poco en mi hombro por lo que me separó para verle la cara.

-¿Qué sucede preciosa?-

-Te extrañe mucho.- beso su frente para después limpiar las lágrimas secas de sus mejillas.

-Yo también. Si te portas bien le diré a tu papá que te deje volver a Italia conmigo, hay alguien a quien te quiero presentar.-

Ella asiente para luego volver con su padre, yo hago lo mismo y vuelvo con papá.

Una vez los cuatro juntos nos pusimos en marcha hasta el hospital, estaba nerviosa por muchas razones la principal era cierto castaño mayor que aún rondaba mis pensamientos de vez en cuando.

Al subir al auto solo me quedo en silencio mientras miro por la ventana, quería llamar a Leni o Alex y preguntar por mi hijo, pero sabía que ellos tenían un horario diferente y de seguro el bebé estaba dormido.

Así que solo opte por solo mandarles un mensaje a cada uno de ellos. Podía escuchar como papá conversaba con Gustav mientras Lottie estaba a mi lado haciendo lo mismo que yo. Mirar por la venta.

Pero mi tranquilidad se vio alterada cuando la pequeña rubia coloca su cabeza sobre mi regazo, por instinto comienzo a dejar caricias en su cabeza.

-¿Por qué te fuiste?-

Su voz se escuchaba triste. Y no era para menos, desde que la conocí nos habíamos hecho cercanas, cada vez que ella y Gustav venían a Los Ángeles ella venía a casa y se la pasaba en mi cuarto coloreando o dibujando junto a mí.

-Pues me convertí en adulta, y la vida de adulta no es muy bonita. Así que disfruta mientras puedas.-

-No quiero que te vayas.- poco a poco sus ojos se iban cerrando.

-A mí también me gustaría no irme...-

Susurré aquellas palabras, peor sabía que ambos mayores me habían escuchado, no me importo.

Al igual que la niña, decido cerrar mis ojos unos minutos, el vuelo había sido largo y cansador en especial cuando el día anterior apenas dormí por mi miedo de alejarme de Murad.

...

Una vez habíamos llegado al hospital lo primero que hice fue correr hasta la habitación que papá me dijo que era de mamá.

Apenas entró la veo dormida, en silencio me acerco a ella hasta verle la cara, aún con los ojos cerrados puedo ver qué están hinchado de seguro por todas las veces que lloró.

Con cuidado tomo una de sus manos entre las mías y me percato de las vendas que tiene en ambas muñecas. La culpa comienza a invadirme.

Papá me había dejado sola con ella, según el para que pase tiempo con ella ahora que está dormida.

Llevo su mano hasta mis labios dejando un beso en esta.

-Lo siento tanto mami, si no hubiera sido tan tonta al dejarme llevar por mis sentimientos de seguro hubiera estado ahí cuando todo esto paso. Lo siento tanto.-

Mis lágrimas comienzan a salir como si no hubiera un mañana, me niego a saltarla. Me da miedo hacerlo y que ella despierte para hacer alguna otra locura.

La culpa me invade al igual que los recuerdos de cuando la trate mal o la vez que intente matarla, lo que provoca que ahora no solo las lágrimas salgan, mis sollozos se escuchan por toda la habitación.

Estuve unos minutos llorando a su lado, con pesar me separó de ella y voy al baño para lavar mi cara, no quiero que papá me vea de esta manera.

Al salir del baño veo a papá, pero no está solo. Él está con él, solo le doy una mirada rápida antes que Lottie vuelva a lanzarse sobre mí.

-Tengo hambre.-

-Lottie, deja a Di...- interrumpo a Gustav, no me molesta llevarla a la cafetería. Mucho menos ahora.

-No te preocupes, yo la llevo.-

Tomo a la niña de la mano pasando en frente de los cuatro chicos, no saludo o miro a ninguno de los gemelos. No tengo ánimos ni ganas de hacerlo.

Lottie me guía por todo el hospital hasta que llegamos a la cafetería donde escogemos un par de cosas, decido que lo mejor es quedarnos allí sentadas mientras.

En eso mi teléfono suena indicando una llamada de Leni.

-Hola.- decidimos ambas al mismo tiempo.

-¿Cómo está tu mamá?-

-No lo sé. Papá dice que la sedaron está mañana porque no dejaba de llorar.-

-¿Estás segura de que no quieres que vaya junto a Murad?-

-Estoy segura, lo mejor es que se quede contigo mientras.-

-De acuerdo.- escucho un balbuceo al otro lado de la línea telefónica. -Parece que alguien quiere hablar con su mami.-

-Hola cariño.- balbuceo. -Mami te extraña mucho bebé.- escucho su risa infantil que tanto amo. -Tienes que dormir, ya es tarde. Tía Leni debe estar cansada cariño.-

-Te amo y cuídate Di.-

-Yo también te amo Leni, ustedes también cuídense.-

Sin más cuelgo la llamada, al levantar la mirada veo a la pequeña Lottie viéndome con cara confundida al mencionar la palabra mami.

-¿Tienes un bebé?- asiento.

-Así es, tengo un bebé y tiene un año. Tal vez tú padre me deje llevarte conmigo a Italia y podrás conocerle.- ella asiente emocionada.

-Mejor podrías traerlo y así su padre lo conocía Dilara.-

La voz de Tom llega a mis oídos, lo ignoro así que me levanto de mi lugar tomando la mano de la niña sacándonos de ahí.

No miro atrás aún cuando escucho como Tom me llama, no estoy lista para darle respuestas. Él fue quién decidió no buscarnos, que ahora no se haga el interesado en conocer a su hijo cuando nunca estuvo ahí.

𝖠𝗆𝖻𝗋𝗈𝗌𝗂𝖺 𝗏𝗈𝗅²「𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora