𝖠𝗆𝖻𝗋𝗈𝗌𝗂𝖺 𝗏𝗈𝗅²「𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 」

⁰⁴

Dilara

Sentí como alguien se lanzó sobre mí, lo único que quería era dormir hasta tarde, pero está persona tenía un plan muy diferente.

-Quien quiera que seas, si no sales de encima en los próximos segundos te mataré.- escucho una risa familiar.

-¿Así es como recibes a tu olvidada mejor amiga?-

Reconozco la voz de Kenzie de inmediato, lo que me hace levantarme y en el proceso lanzar a la chica al suelo.

La volteo a ver, me doy cuenta de que todo su cabello cayó en su cara lo que me hace reír.

Ella también ríe, me levanto de la cama para ofrecerle mi mano. Ella la toma, pero en lugar de levantarse del suelo me lleva a este con ella, caigo encima y otra vez ambas reímos.

No puedo evitar no abrazarla, la extrañaba tanto. Desde que Murad nació ella no había tenido mucho tiempo para ir a Italia y visitarme, la universidad le tomaba mucho así que solo me conformaba con videollamadas diarias.

Pero tenerla frente a mi era mucho mejor que una videollamada, al separarnos del abrazo veo que se encuentra llorando.

-No llores maldita perra o me harás llorar.- ella ríe.

-No sabes cuánto te extrañaba.-

-Yo también.-

Ambas nos levantamos del suelo y yo vuelvo a lanzarme a mi cama con la esperanza de dormir un par de horas más.

-Oh no, ni lo pienses Dilara.-

Kenzie toma mi brazo levantándome de la cama y llevándome a regañadientes a la ducha.

-Me bañe ayer, debería de ser un crimen bañarse todos los días.- hablo desde la ducha.

Saco un poco la cabeza por la cortina y la veo sentada sobre la tapa del retrete.

-Tienes 19 años Di, no actúes como una niña pequeña cuando el pequeño es tu hijo.- vuelvo a entrar la cabeza para quitarme el acondicionador de esta.

-Ni lo menciones o terminaré llorando.-

-¿Era necesario que se quedará en Italia?-

-Solo me quedaré unos días más, además no quiero que cierta persona lo vea.-

-Hablando de eso...-

-¿Qué?, por favor dime qué Bill no está en la sala y que junto a él está Tom.- le digo una vez termino de bañarme y comienzo a secar mi cuerpo.

-No es eso.- suspiro de alivio, antes de envolver mi cuerpo en una bata. -Además de ellos también está Heidi.-

-¡¿Qué?!-

Esto no podía ser cierto, salgo del baño en dirección a mi armario. Me adentro a. este como si fuera un escondite donde podría ser nunca más encontrada.

-No seas infantil Di, sal de allí.-

Hago caso a sus palabras, mientras en mis manos llevo un vestido celeste con pequeñas flores blancas como estampado.

-No bajaré y punto final.-

Me doy media vuelta y comienzo a vestirme.

Una vez termine de vestirme y peinarme Kenzie me arrastró hasta el primer piso, aún cuando gritaba y pataleaba ella nunca me soltó.

Al llegar al primer me encuentro no solo con mis padres si no con todos los chicos, y también la familia de Gustav.

La pequeña Lottie corre hasta rodear mi cintura con sus pequeños brazos.

-Creo que estoy teniendo un deja vú.- me dice Kenzie en el oído.

La miro y me doy cuenta de que es cierto, aún así me concentro en la pequeña rubia que está pegada a mí.

Entre menos vea a la gente de la sala mucho mejor, sabía que si veía a Heidi terminaría golpeándola y no quería comportarme como una niña pequeña.

-¿Me ayudas a hacer waffles?- la pequeña niña asiente emocionada.

-Si,si-

-Hola chicos, Linda.- asiento en dirección de ellos, la mencionada me regala una sonrisa.

Tomo la mano de Kenzie y me la llevo hasta la cocina conmigo y Lottie.

Ninguna menciona nada sobre las personas en la sala de estar, con cuidado dejo a la niña sobre el mesón de la cocina mientras Kenzie me pasa todos los ingredientes necesarios.

-Okey, quiero que rompas los dos huevos aquí.- apunto al tazón y la niña me obedece.

Así estuvimos un rato, de vez en cuando mamá o papá venían a la cocina al escuchar nuestras risas.

Peor nunca Tom o Heidi, ellos solo observaban en esta dirección cuando la puerta de la cocina les dejaba vernos.

Las tres estábamos comiendo los ya listos waffles cuando el timbre suena, pensé que sería el cartero o algo por lo que no le tomo importancia y sigo comiendo.

-¡Dilara!- el grito de papá me alerta.

Bajo a la niña del mesón para tomar su mano y adentrarnos a la sala con Kenzie siguiendo nuestros pasos.

Me quedo paralizada al ver a quienes tengo en frente de mí.

-¡Murad!- Mackenzie es la primera en gritar.

Mi hijo parece reconocer la voz de la chica por lo que lucha por bajarse de los brazos de Leni y corre hacia la rubia.

Mi mirada abandona a mi hijo para dirigirse a Tom quien mira toda la escena incrédulo, me fijo bien y sus ojos estaban aguados, indicando que quería llorar.

Paso ahora mi mirada a Leni, ella solo me ofrece una de disculpas, pero eso no era todo. La puerta principal vuelve a sonar, pero está vez para cerrarse y al fijarme veo que se trata de Alex.

Sentía que en cualquier momento me desmayaría, lo único que me trajo a la realidad es el apretón de mano que Lottie me da. La volteo a ver, ella solo me sonríe.

-¿El es tu hijo?- punta al sonriente Murad en brazos de Kenzie.

-Así es, ¿Quieres conocerlo mejor?- ella asiente.

Con mi mirada me hago una seña a la rubia la cual entendió a la perfección, por lo que le ofrece su mano a Lottie y se la lleva al jardín trasero.

Son seguidos por mis padres, Gustav y su esposa.

En la sala solo quedamos el resto, mi mirada se paseaba de uno a otro.

-Lo siento, pero él no dejaba de llorar y llamarte. No sabía que hacer yo...-

Corto a Leni al abrazarla, ella me regresa el abrazo.

-Te extrañe mucho, hermana.- ella me sonríe.

-Cariño...- ambas volteamos.

Heidi y Alex hablaron al mismo tiempo, uno me llamaba a mí y la otra llamaba a su hija.

Le doy una mirada a Leni y ella me la regresa, asiento en su dirección y ella solo da media vuelta y de va al jardín trasero con los demás.

Ignoro a Alex y me acerco a Tom. Respiro profundo y lo único que siento es su perfume, aquel perfume que en su momento fue mi favorito.

-¿Podemos hablar?-

Él lo duda un poco, pero termina aceptando, ambos estábamos bajo la mirada de nuestras parejas.

A ninguno le importo y un así subimos hasta mi habitación, al hacerlo otro deja vú me llegó.

El cierra con seguro mientras yo me siento en mi cama esperando a que el haga lo mismo.