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Tom

Había decidido ir a ver a mi hijo, así que ahora que vivo con Bill la casa de Georg me quedaba mucho más cerca.

Después de hablar o más bien escuchar a Leni, había decidido terminar con Heidi, había sido muy caótico que terminó lanzándome un jarrón a la cabeza, menos mal lo pude esquivar.

Así que ahora vivía con Bill como en los viejos tiempos.

-¡Tom!- el grito de Bill me asusta.

-¿Qué?-

-Apresurate, Kenzie me llamo y dijo que teníamos que ir rápido donde Di.-

No pregunte y en menos de 5 minutos ya estábamos de camino a casa de Di, había dos opciones para que Bill me apresurara tanto.

Heidi le había hecho algo a Di o Di no es ella, si me dieran a escoger prefiero enfrentarme a la primera opción que a la segunda. Ya había visto a Dilara en su otra personalidad y la verdad es que me daba un poco de miedo.

En especial al saber que podría amenazarme con un cuchillo.

Al llegar ambos bajamos rápido y al entrar vemos a todos en la sala, Murad camina hasta mi así que lo tomo en brazos y este comienza a jugar con mi barba riéndose.

-¿Qué sucede?- me atrevo a preguntar.

Ellos solo me miran, creo que esto es peor de lo que creí.

-Di... ella hablo con mi mamá hace dos días y desde ese entonces se encerró en su habitación, nadie sabe que le sucede.- Leni fue la única que se atrevió a hablar.

Le entrego al niño para ir al segundo piso donde estaba la habitación de la castaña, al intentar abrir me doy cuenta de que no está con llave.

-Le quite el seguro, sabía que vendrías.-

Dice cuando entro a la habitación, ella se encontraba acostada en su cama mirando el techo, como si estuviera en una clase de trance.

-¿Dilara?- me quedo parado en la puerta mirándola fijamente.

-Son pocas las veces que me dices Dilara y no Di, suena extraño cuando me llamas por mi nombre.-

-¿Qué sucede preciosa?-

-Dilara está triste, quiere irse, pero... no quiere dejarte. Ella termino con Alex, el la engañaba y también hablo con Heidi.-

Que ella hablé de ella misma de ese modo me hace darme cuenta de que de las opciones que pensé es la segunda, se sienta en la cama mirándome fijamente, me doy cuenta de que tiene su labio roto.

-¿Qué te pasó?-

-La rubia desabrida paso, la golpeó.-

Con cuidado y delicadeza me siento a su lado tratando de que no me golpeé o haga algo, ella solo me mira.

-¿Tomaste tu medicina?- ella niega.

-No, de este modo es mucho más divertido.- comienza a reírse.

Se detiene de un momento a otro y se levanta para ir al lugar donde siempre mantiene sus pinturas y dibujos y toma un cuaderno, me lo entrega y se sienta frente a mi otra vez.

-Dilara dibujo esto.-

Abro aquel libro y lo único que veo son retratos, algunos son míos otros de Murad, pero hay uno que llama mi atención por completo.

Somos nosotros tres, sentados en lo que veo es el césped, Dilara tenía su mano en su abultado estómago mientras yo tenía a Murad en mis piernas.

Nos veíamos felices..

-¿Por qué ella dibujo esto?- intento seguirle la corriente.

-Ella sigue enamorada de ti, no lo admite, pero es cierto.-

-¿Por qué no me lo dice?-

-Tiene miedo a terminar como la vez pasada, por eso...-

-Yo la amo.- comienza a reírse como loca otra vez.

-Si la vuelves a dañar lo sabré, y esa vez no seré tan amable como ahora.-

Comienza a caminar por toda la habitación, se tambaleaba un poco, pero creí que solo era por dar tantas vueltas a la habitación.

Me quedé en silencio observándola caminar, quería decirle Miles de cosas, pero no podía, no mientras no fuera ella misma.

De repente un fuerte sonido me hace levantarme, se había desmayado.

El golpe que se dio fue fuerte por lo que todos llegan a la habitación mientras yo ya la tenía en mis brazos, sin detenerme a responder las preguntas de los demás la llevo al auto y conduzco lo más rápido hasta el hospital más cercano.

Al llegar un doctor se la lleva y es la última vez en ese día que la veo.

...

Dilara

No sabía que mierda había pasado, solo que mi cabeza dolía y estaba en el hospital, el estar en este lugar me daba una pista de lo que tal vez pudo haber pasado.

Estaba sola en la habitación, me había sentado esperando ver a alguien entrar por esa puerta y poder preguntar que mierda había sucedido realmente.

No espero mucho porque veo a una enfermera entrar, ella se sorprende de verme despierta y rápidamente llama al doctor.

Él llega y me revisa cómo de rutina, luego toma una silla y se sienta justo frente a mí.

-Olvidaste tomar tu medicina por dos días y eso causo que tú otra yo apareciera. ¿Puedo saber la razón del por qué no la tomaste?-

-Solo... la olvidé.-

-Dilara...-

-Tengo muchas cosas en mi cabeza doc. Mi mamá intento suicidarse porque perdió a su bebé, tuve que volver y ver al papá de mi hijo con su antigua pareja, terminé con mi novio quien me engañaba. Ahh y la ahora ex del papá de mi hijo me golpeó, ella me hizo esto.- apunto a mi labio.

Se sentía bien sacar todo eso, aunque faltaba mucho, pero esto era suficiente para sentirme tranquila por ahora.

-Necesitas descansar, ahora mucho más que antes.- lo miro extrañada.

-No entiendo...-

Lo siguiente que él me dice me deja en blanco, solo lo quede mirando pensando que lo que dijo fue una broma.

Pero él se veía muy serio como para pensar que sus palabras fueron falsas, él se levanta y se va dejándome sola con mis pensamientos.

Ni siquiera me da tiempo de reaccionar cuando siento los brazos de alguien rodearme, al salir de mi estado de shock me doy cuenta de que se trata de Tom.

-Me tenías preocupado.- toma mi rostro entre sus manos.

Yo no sabía que decir, que hacer solo me quedé mirándolo.

Los demás se hicieron presentes poco después y cada uno me abrazo, Murad estaba a mi lado en la cama, dormía a mi lado.

...

El horario de visitas al fin había acabado y ya todos se habían ido, excepto Tom, él tenía a Murad en sus brazos.

-Vendremos mañana a primera hora.- solo asiento.

-Yo...- la enfermera me interrumpe.

-Lo siento, pero ya es momento de que se vaya, las visitas ya terminaron.-

Tom asiente y se acerca a mi para que nuestro hijo me diera un beso antes de irse, Tom hace lo mismo, pero en mi frente.

-Tom...- se queda justo frente a mí, sentía que mi corazón se iba a salir en cualquier momento en el que yo le dijera la noticia.

-¿Qué sucede?-

-Yo... estoy embarazada otra vez, y es tuyo.-

Él se queda paralizado frente a mí, no reacciona hasta que la enfermera lo tiene que sacar del brazo de la habitación, esperaba una respuesta o que me gritara, pero a cambio se quedó paralizado frente a mí.

𝖠𝗆𝖻𝗋𝗈𝗌𝗂𝖺 𝗏𝗈𝗅²「𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora