Suspiró mirándose al espejo, ¿quién era? Era la típica chica buena...¿o la zorra de turno? Era la rebelde o quizás, ¿la solitaria?
Era incapaz de definirse, ¿quién era? Suponía que alguien alegre, justa, quizás muy racional o quizás muy impulsiva. Pero solo eran suposiciones.
Mientras cepillaba su pelo se preguntó que personalidad trataría de imitar aquel día, ¿sería hoy el día de ser la adolescente risueña o la malota malhumorada? ¿Y si simplemente era ella misma? No, pensó, no puedo ser "yo misma" sin saber quien soy.
Esa escena se repetía día tras día, siempre la misma pregunta, siempre la misma inseguridad.
A veces quería ser la chica de película, buena y perfecta, romántica, femenina, agradable, sencilla, vulnerable...
Pero otros días simplemente quería ser la chica mala, rebelde, loca. La chica fuerte que sabe cuidarse sola, antisocial y malhumorada. Siempre en contra de las normas, callada...
¿Quién era en realidad?
¿Alguien fuerte o débil?
¿Una chica buena o mala?
¿Rebelde o perfecta?
¿Quién era?
Esa pregunta resonaba en su cabeza, una y otra vez cada instante de su vida, esa inseguridad la inundaba siempre. Se miró de nuevo al espejo y suspiró pensando "Supongo que simplemente soy yo misma." A pesar de que esa era la respuesta que cualquiera le daría y que ella, más que nadie, sabía que no serviría para absolutamente nada.