CAPÍTULO 1

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Narra Christopher.

Cojo las cosas bajando las escaleras mientras imagino lo que me espera en este primer día y en lo que me queda de año.

Una de las cosas que tengo claras es que voy a intentar disculparme con Melisa para poder pasar la fiesta en paz, sin malentendidos, ni discusiones, ni peleas en las que ninguno de los dos salimos ganando.

Esa mujer tenía el poder de sacarme de mis casillas.

Como todas las mañanas me pongo el casco subiéndome en la moto para después salir del garaje en dirección al Instituto.

Sigo mi camino sintiendo como el viento me golpea creando la mayor sensación de paz que podría tener en la vida, también me gusta sentir como el ronroneo de mi moto inunda las calles vacías y silenciosas.

Decido no pasar por la taquilla porque ya estaba llegando demasiado tarde. Llego al aula asignada golpeando con los nudillos la puerta.

— Nach vorne — Grita la profesora desde dentro dándome permiso para entrar.
    (Adelante)

Si, me toca alemán a primera hora de la mañana

— Guten Morgen — Cierro la puerta a mis espaldas.
     (Buenos Días)

— Wie kommt es, dass du zu spät kommst? — Pregunta encendiendo el ordenador para quitarme la falta de asistencia.
    (¿Cómo es que llegas tarde?)

— Ich hatte ein Problem — Me limito a decir.
     (Tuve un problema)

— Okay, setz dich, aber lass es das letzte Mal sein, dass dir das passiert. — Señala mi lugar.
(Está bien, siéntate, pero que sea la última vez que te pase esto.)

Sin contestar me siento en mi lugar junto a Liam.

— Ahora a la paja mañanera se le llama problema, ¿no? — Muerde el lápiz.

— No, se le llama cierra la boca. — Me quito la chaqueta colgándola en el respaldo de la silla.

— Como echaba de menos a ese gruñón que llevas dentro. — lo ignoro prestando atención a la profesora que no dejaba de hablar.

Las dos primeras horas pasaron sorprendentemente rápido, pero aquella tranquilidad que residía en mi cuerpo hasta el momento se fue a la mierda al visualizar a una persona menuda cerca de mi taquilla.

Me gustaría saludarla y preguntarle cómo le ha ido las vacaciones como si nada hubiera pasado, como en los viejos tiempos. Pero por desgracia eso no iba a suceder debido a que cause un incidente en el que ella salió malherida, no físicamente, sino mental y sentimentalmente.

Sonará que es una tontería, pero es así, en ese entonces íbamos a la misma clase de tercero de la eso y aunque no lo parezca éramos mejores amigos.

FLASHBACK HACE 2 AÑOS

— ¡Mamá!, ¡ya he terminado los deberes que me faltaban!, ¿¡puedo jugar ya!? — me dejo caer en el respaldo de la silla.

— ¡Vale!, ¡pero luego subiré a comprobar que en verdad estén hechos! — rápidamente empujo las cosas hacia un lado encendiendo el ordenador.

Me pasé un buen rato jugando a Minecraft sin descanso hasta que me interrumpió mi madre para ir a comer. Antes de poder salir de la habitación, retumbó el sonido de notificación de mi móvil.

Melisa Meyer
Oye te tengo que decir algo muy importante, pero prométeme que no se lo vas a contar a nadie y que pase lo que pase seguiremos siendo amigos.

DESILUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora