CAPÍTULO 18

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ATENEA

Le propino un empujón al gorila blanco y calvo que tengo enfrente que me impide el paso, pero solo consigo que me lo devuelva.

Una especie curiosa de gorila.

Miro a mi alrededor en busca de otro método para acceder a la pista, pero solo me encuentro con Gabi discutiendo con un gorila de piel oscura.

Y qué sorpresa, también es calvo.

— Oye, cambiemos. — Me pongo enfrente del segurata negro. — Oye, tú, ¿de dónde eres? — Me cruzo de brazos.

— Gambia.

— Perfecto, yo también, qué tal si le haces un favor a tu hermana/paisana y nos dejas pasar. — Me fuerzo a mostrarme amable.

— No puedo.

— Vale, lo he intentado por las buenas, mira dejarnos pasar u os juro que lo siguiente y último que veréis será el fondo de vuestra tumba. — Intento pasar, pero vuelvo a recibir un empujón como respuesta.

— Dejadlos pasar. — Aparece Liam acompañado de Lara y Lucia.

Sin rechistar los dos se hacen a un lado cediendo el paso.

— Esto no se le hace a una hermana. — Le piso el pie dejando todo mi peso en él antes de adentrarme a la pista de tenis.

Por favor que esté bien.

Logro visualizar a la figura de mi amiga caminando a paso acelerado hacia nosotros, me rodea con los brazos rompiendo en llanto, no lo pienso dos veces antes de corresponderle en el abrazo.

— Tranquila — pregunta Gabi acariciándole el pelo — ¿Qué ha pasado?

— Nena, no llores, no vale la pena — Interviene Lucia acariciándole la espalda.

— Déjalo, es un come mierda — se une Lara a nuestro abrazo. — Por mí se puede meter la raqueta por él ....

— Diablos señorita. — La interrumpe provocando que todas riamos. — Qué agresividad — Se une al abrazo.

— Calla, que al igual le gusta y todo. — Se une ella también

— Lo odio

— Lo odiamos — Corrijo.

— Melisa — Vuelve a aparecer Liam interrumpiendo el momento.

Maldito perro.

— Tú lo sabías. — Se limpia las lágrimas con la manga de su sudadera

— Lo siento — baja la mirada al suelo.

— Te digo lo mismo que a tu amigo — Se coloca la gorra. — No me vuelvas a hablar en lo que te queda de vida. — Se va haciendo que los demás la sigan menos Lara y yo.

— De verdad lo siento, no creí que podría llegar a... Esto

— Por un momento creí que podríamos... — Lara avanza hasta quedar a unos centímetros de distancia — Vete a la mierda — se va dejándonos solos.

— Todos sabíamos que Christopher era un hijo de puta, pero nunca llegué a creer que caerías tan bajo — Suelto expressando toda mi decepción.

....

— Suspende el partido. — Le ordeno al entrenador.

— Aquí no se suspende una mierda. — Me agarra del brazo evitando que me vaya — Y menos por una fulana como esa.

— No hables así de ella. — Lo fusilo con la mirada intentando soltarme de su agarre, pero no lo consigo. — Esa fulana ha demostrado más en unos meses que tú en años.

DESILUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora