CAPÍTULO 2

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Narra Melisa

(después de ese día)

Mi mente se pierde en los recuerdos de hace unos años, a pesar de ello, no deja de doler. Porque no solo me di un golpe contra la fría y asquerosa realidad, sino que también me abandonaron aquellas personas que decían ser "amigas".

A esas alturas ya me daba igual absolutamente todo. Y por eso mi rendimiento social y alimentario cayó en picado dejándome en la miseria.

Pero cuando ya pensaba que todo estaba perdido conocí a gente que me mostró su apoyo y me ayudó cuando más lo necesitaba. Con el tiempo me di cuenta de que este era un golpe que no iba a permitir de ninguna manera que me derribara, todo lo contrario, fue uno que aprendí a esquivar.

De manera indirecta me dieron el impulso para ser quien soy ahora, aprendí a las malas que la única persona que me puede decepcionar soy yo misma. Que simplemente tendré la opinión de los demás cuando yo quiera, y que, jamás debo dejar mis aficiones o pasiones por alguien que no vale la pena.

Todo ese proceso lo pasé durante todo cuarto, y ahora tocaba empezar batch. Lo último que pensé fue que la bendita taquilla estaría a menos de diez centímetros de la suya.

.......

Terminé de colocarme los zapatos para ir hacia mi supuesto futuro. Lo único bueno que sacaba de levantarme tan temprano era la tranquilidad que hay en las calles.

Disfruto que el viento me acaricie el rostro despejándome poco a poco. Siempre fui de climas fríos. Por lo que agradezco estar en esa época del año.

Cruce las puertas del edificio sin quitarme los cascos y con ganas de volver a salir, me ponía de los nervios escuchar a la gente a mi alrededor.

Además de poder usarlo como excusa para ignorar a la gente que no me caía bien.

Aprovechando que los pasillos no estaban tan llenos, pude llegar a mi taquilla sin ningún pisotón ni accidente de mochila por medio.

La gente aquí te pega con sus mochilas como si hubieras insultado a su madre.

Coloco la contraseña hasta que la puerta cede y se abre, hago memoria de las dos primeras asignaturas que me tocan para coger los libros indicados.

Pero me sobresalto al oír un grito que logra ensordecerme a pesar de llevar los cascos puestos. Estaba dispuesta a mandar a la mierda a la persona que me había reventado el tímpano. Pero me ahorré mis maldiciones al ver que era mi amiga.

Levanto la mirada rompiéndome el cuello para poder verle la cara, cosas de tener una amiga con complejo de Torre Eiffel.

— Hola — Me saluda alargando la "a" mientras me da un abrazo emocionada. Solo ella está así de hiperactiva de buena mañana.

— Ey — Devuelvo el saludo quitandome los cascos.

— Te tengo que contar algo — Ruedo los ojos al saber de quién se trata.

—Adivino, tiene que ver con el perroflauta.

Cómo era de esperar, cada persona de género masculino que llama nuestra atención tiene la bendición de poseer un apodo. El suyo lo bautizamos como "perroflauta".

Originalidad ante todo

Aunque para qué mentir, yo no le veo nada bueno, por no hablar de que va por la vida caminando como si algo le impidiera juntar las piernas.

—Siiiii, pero te lo cuento luego. Quiero que estén todas porque no me apetece repetirlo más de una vez. — Dice, mientras lanza su largo cabello castaño oscuro hacia atrás, no me extraña que lo tenga tan largo.

DESILUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora