CAPÍTULO 10

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Melisa:

— Hola Cate. — La saludo con dos besos cuando abre la puerta.

Cate era la madre de Gabriel, y sí, eso quiere decir que ahora mismo estoy en la casa de Gabi.

— Hola Melisa, pasa. — Cierra la puerta a mis espaldas antes de dirigirnos a la cocina. — Gabi no está. — Se va moviendo por la cocina ordenando la bolsa que debía ser de la compra.

— Lo sé, acabo de hablar con él por teléfono. — Dejo el skate en el suelo. — ¿Quieres que te ayude? — Me acomodo en uno de los banquillos.

— Sí, por favor. — Me dedica una sonrisa a modo de súplica.

— Bien. — Suspiro bajando del banquillo. — ¿Qué hay que hacer? — Dejo mis dos manos en mi cintura.

— Limpiar este desastre, ordenar la compra... — Empieza a enumerar con los dedos. — Hacer la comida, ¿Ya comiste?

— Sí, tranquila. — Sonrío. — Si te parece bien, tú encárgate de la comida que yo are todo lo demás.

— Me parece bien. — Abre el armario eligiendo una sartén.

La verdad es que a mí no se me dificulto nada ordenar las cosas por la sencilla razón de que no era la primera vez que estaba aquí, todo lo contrario, de todas las veces que he estado aquí ya parece que sea una más de la familia.

Termine de colocar la compra, así que empiezo a pasearme por la cocina en busca de cosas sucias para ponerlas al fregadero y lavarlas.

— Hola. — Saluda Gabi entrando a la cocina.

— Hola. — Le devolvemos el saludo al unísono.

— ¿Qué hacen las dos chicas más guapas del mundo? — Se acerca a su madre dándole un beso en la mejilla.

— Acabar con las cosas pendientes, al principio estaba estancada pero por suerte ha llegado Melisa a rescatarme.

— Venga, no es para tanto. — Dejo un plato en el fregadero antes de abrazar a Gabi. — Ven, ayúdame a poner el lavavajillas y nos podremos ir.

— Valep.

— ¿Dónde vais?

— Iremos a dar un paseo con el skate, hay algunos trucos que no he terminado de dominar. — Le voy pasando los platos a Gabi.

— Eso me suena peligroso. — Suelta con preocupación.

— Absolutamente, todo en esta vida es peligroso. — Me encojo de hombros.

— Me he enterado de que vas a representar al grupo en un baile.

— Sip, por desgracia sí.

— ¿No te hace ilusión?

— Tirarme por un balcón me haría mucha más ilusión. — Le dedico una sonrisa volviendo a mi tarea.

— ¿Por?

— Porque me ha tocado representarlo con Christopher.

— ¿El hijo de Jackson Baker? — Se gira hacia a mí.

— El mismo que canta y baila. — Me seco las manos.

— Te doy mi más sincero pésame. — Me da un abrazo.

— Bueno, ya está, vámonos. — Le da otro beso a su madre antes de dirigirnos a la salida.

— Hasta la próxima. — Me despido de ella siguiendo a Gabi.

— ¡Tened cuidado!, ¡No me apetece visitar urgencias!

— ¡Lo tendremos! — Grito antes de salir de la puerta. — ¿Tu madre, de que conoce al padre de Christopher?

DESILUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora