𝐒𝐭𝐢𝐭𝐜𝐡𝐞𝐬

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𝑷𝒓𝒐𝒕𝒂𝒈𝒐𝒏𝒊𝒔𝒕𝒂𝒔: 𝑴𝒂𝒙 𝒚 𝑳𝒊𝒛𝒛𝒊𝒆.

—¡No se cansa! —exclamó Lizzie, haciéndose oír por encima de la música. A su lado, Lewis se carcajeó mientras ambos veían a Yuki darlo todo en el centro de la pista. Ni que decir tiene que el japonés estaba muy borracho y no le harían gracía los videos que le enseñarían sus compañeros al día siguiente.

—¡Tú tampoco te has quedado corta! ¡Lástima que Max no te haya visto!

Lizzie sonrió ante la sugerencia de Lewis, que siempre tenía el comentario perfecto preparado.

Su amistad con el británico se remontaba a hacía 4 años, cuando ella había empezado a trabajar para Mercedes. El piloto, si bien era amable con todos, no tenía demasiados amigos cercanos; sin embargo, él y la chica habían conectado al instante, convirtiéndose en confidentes del otro. A través de Lewis era cómo Lizzie había conocido a Max, así que no podía estar más agradecida con la llegada del primero a su vida. Desde luego la había puesto patas arriba. Para bien.

Volviendo al novio de la chica, este se había ido de la fiesta hacía un rato, alegando que le dolía la cabeza. Sin embargo, Lizzie lo conocía demasiado bien y sabía que no le había hecho ninguna gracía perder la carrera en la última vuelta, cuando Lewis lo había adelantado en una maniobra digna del siete veces campeón. A Lizzie se le hacía raro a veces ser tan cercana a ambos, pero se podía decir que, gracias a ella, Max y Lewis habían limado sus asperezas y se llevaban mucho mejor que en el pasado.

La canción había terminado, haciendo que todos se calmasen un poco, dejando la pista para dirigirse a los reservados. En eso, Lizzie llamó la atención de Lewis.

—¿Me vigilas la copa? —preguntó ella. Lewis asintió al instante, cogiendo la copa de vidrio de manera que su palma la cubriera.

—Si no vuelves en cinco minutos... —advirtió él.

—"Voy a buscarte". Lo sé —Lizzie completó la frase que solía repetirle su amigo siempre que se encontraban en una situación similar. Otro aspecto que agradecía de Lewis era lo cuidadoso y consciente que era con ella.

Lewis se encontró entonces con Sebastian, con el que estuvo hablando un rato. Sin embargo, empezó a preocuparse al ver que Lizzie no aparecía de nuevo a su lado. Su mirada iba de un lado a otro, buscándola entre la multitud. Sebastian, por supuesto, se dio cuenta.

—¿Buscas a alguien?

Lewis pensó por un momento en qué hacer, antes de darle al alemán las dos copas que llevaba.

—Vuelvo en un momento, Seb —avisó y salió a paso rápido hacia los baños, escuchando un "está bien" por parte de Sebastian.

El sitio era condenadamente enorme, por no hablar del gentío que había; lo que dificultó a Lewis en su objetivo de llegar lo más rápido posible. Aun así, no supo si había llegado tarde cuando abrió de un manotazo la puerta del servicio de mujeres.

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—¿Hola?

Lizzie vio a través del espejo del lavabo cómo la puerta se abría, dejando ver a un hombre. Lo conocía: era John, uno de los ingenieros de Red Bull.

—Te has equivocado, John —le dijo ella en tono amable. Él miró en su dirección.

—Ah Lizzie, eres tú.

Se giró en dirección a la puerta, pero Lizzie vio que la miraba y que no parecía ir a marcharse.

—¿Hay alguien más dentro? —preguntó él observándola a través del espejo. Ella evitó mirarle a los ojos mientras se secaba las manos.

𝑭𝑨𝑺𝑻 𝑳𝑨𝑷𝑺 || 𝐅𝐨𝐫𝐦𝐮𝐥𝐚 𝟏 𝐒𝐡𝐨𝐫𝐭 𝐒𝐭𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora