𝐌𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭

1K 24 0
                                    

𝑷𝒓𝒐𝒕𝒂𝒈𝒐𝒏𝒊𝒔𝒕𝒂𝒔: 𝑴𝒂𝒙 𝒚 𝑲𝒊𝒂𝒓𝒂.

—¿Te vas a quedar aquí sentado toda la noche?

Max miró desinteresadamente a Lando, que le insistía en ir a la pista mientras llevaba una copa en cada mano. Max asintió, haciendo bufar al británico, y se acomodó en su asiento.

—No sé para qué me esfuerzo en hacer que vengas. —Lando iba a añadir algo más, pero una chica que pasó a su lado llamó su atención, así que le hizo un gesto a Max antes de salir tras ella—. Tú te lo pierdes —fue lo último que le dijo.

Max negó antes de ver cómo Lando alcanzaba a la chica, que pareció complacida al verlo. Era una reacción que Lando solía conseguir con mucha frecuencia.

También él levantaba algunas pasiones. O tal vez su personaje y su cartera lo hacían: Max era escéptico con las chicas que se le acercaban, pero ¿quién podía culparlo? Sin ir más lejos, en aquel preciso momento dos chicas se dirigían a su reservado mirándolo directamente a los ojos. No gracias.

Se levantó antes de que ellas lo alcanzaran y se metió en medio del gentío, dirigiéndose a la barra. Aunque estaba acostumbrado a recibir aquel tipo de atención, era algo de lo que podría prescindir perfectamente.

Llegó a la barra y tomó asiento en una esquina, desde donde observó el panorama de la fiesta: Lando tenía razón, no sabía para qué se esforzaba tanto en convencerlo de asistir. Adoraba la fiesta, pero no aquellas celebraciones masivas en las que daban entrada a todo el mundo. Prefería ir con un par de amigos a algún lugar menos público, en el que pudiera tomarse algo sin preocuparse de si iba a aparecer un periodista o un paparazzi justo delante de sus narices.

—Perdona, ¿me pones otra?

Max se sobresaltó, chocando su espalda contra la barra al escuchar aquella voz tan cerca de él. Un par de taburetes más allá, una chica acababa de hacer aparición, pidiéndole otra copa a uno de los camareros.

Era guapísima. Tenía el pelo largo y ondulado, aunque era difícil saber si era pelirroja o si sólo se lo estaba imaginando por las luces. Lo que sí se podía decir era que tenía la piel morena y unas curvas que poco tenían que envidiar a las de cualquier circuito. Volviendo la vista al rostro de la chica, Max pensó que parecía casi tan alta como él, lo cual no era nada habitual.

No supo por qué, pero ya se encontraba caminando hacia ella cuando pensó que no era tan buena idea. Me falta práctica.

—Hola.

Ella se giró hacia él sin perder la sonrisa y lo saludó con la mano.

—¡Ey, hola!

Al parecer, aquella no era su segunda copa de la noche. Max no sabía muy bien cómo entrarle a la chica, pero, por suerte para él, ella habló primero.

—¿Te conozco de algo? Me suenas.

Max arqueó una ceja. Todos solían reconocerlo, pero que ella no lo hubiera hecho era, en cierto modo, reconfortante.

—No creo, yo no te había visto nunca. ¿Conoces a alguien de por aquí?

Ella se giró, señalando una de las mesas. Max miró hacia allí y distinguió a algunos trabajadores de las escuderías. Y a Danny.

—¿Eres amiga de Danny? —le preguntó él sorprendido. Ella asintió mientras daba un sorbo a su copa. Su expresión resultaba bastante simpática.

—Mis padres y sus padres eran amigos y bueno, ya sabes cómo van esas cosas. Suelen pasar de generación en generación. Aunque Danny me lleva casi diez años, así que siempre ha sido algo más del tipo hermano mayor hermana pequeña. —A Max le alegró que comentara esto último, pues empezaba a preguntarse cuánto se llevarían él y la chica—. Dios perdona, estoy hablando un montón.

𝑭𝑨𝑺𝑻 𝑳𝑨𝑷𝑺 || 𝐅𝐨𝐫𝐦𝐮𝐥𝐚 𝟏 𝐒𝐡𝐨𝐫𝐭 𝐒𝐭𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora