Capítulo 11

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Luego de conducir lo que parecieron horas, finalmente estacionan. Intento con todas mis fuerzas ponerme en pie, pero no tengo el control de mi cuerpo. Escucho que abren la puerta y me levantan en brazos, a pesar de que tengo la vista nublada, consigo divisar una estructura inmensa, parece ser un castillo. Quizás estoy alucinando.

Haciendo un gran esfuerzo, veo a mis captores. Parecen ser gemelos, son de tez blanca, muy altos y muy musculosos, con cortes militares. Uno de ellos tiene la nariz muy inflamada y el otro no.

-Te ha dado una paliza. Mírala, es tan pequeña.-escucho decir al que me carga.-Serás la burla de todos.

-Nunca pensé que atacaría, es una pequeña mierdecilla. Deja que pase tiempo con ella.

Mi cuerpo sigue paralizado, pero sé que si pudiera, temblaría de terror.

-Olvídalo, la señorita Morgan dio órdenes específicas.

No escucho la respuesta del grandulón a quien probablemente, le rompí la nariz. Toda mi mente se ha detenido al escuchar ese apellido.

Esto no puede ser posible. Creí que, solo me habían secuestrado al azar, nunca me imaginé que esto era un secuestro en específico. Dios mío, pero ¿por qué a mí? Yo no le hice nada a esa desquiciada mujer, si las únicas palabras que cruzó conmigo fueron insultos dedicados a mí. Los grandulones siguen hablando y, decido que serán Grandulón de la nariz roja, y Grandulón con cerebro. El Grandulón con cerebro, vuelve a hablar.

-La doctora está esperando por ella, siento algo de lástima. Es la más joven que he visto, desde que comenzamos a trabajar.

-No pierdas la cabeza. Esta gente es peligrosa.

Ellos no vuelven a hablar, atravesamos muchos pasillos, hasta detenernos en una gran puerta blanca. Ya comienzo a sentir mi cuerpo, y trato de zafarme de los brazos que me aprisionan, pero es inútil. Ellos abren la gran puerta, y una hermosa mujer vestida de doctora aparece.

-Owen, Orlando. Oh por Dios, Owen, ¿qué le ha sucedido a tu nariz?

-No es su asunto, doctora. Limítese a revisarla, ya lo sabe, todos los exámenes de rutina.

Me colocan encima de una camilla, la siento tan fría contra mi piel, que me estremezco.

-Caballeros, retírense.

Los gemelos se van, y me dejan a solas con la doctora, es una mujer de piel chocolate, su cabello es lacio y con grandes ondas en las puntas, usa lentes pero aun así puedo ver sus ojos verdes oliva.

-Soy la doctora Clark. Lorraine Clark.

Creo que espera una respuesta, pero aún no puedo responder. Ella toma un vaso con agua de un escritorio gris, y me lo da. Bebo todo el líquido con ansias y respondo.

-Maddie.

Ella me sonríe con dulzura, y me desconcierta. ¿Qué hace una mujer como ella, trabajando para estas personas?

-Te haré unas pruebas de sangre, y un examen ginecológico, Maddie.

Cosas de rutina.

Yo niego rotundamente, no Dios mío, no.

-¿Sucede algo? ¿Tienes alguna ETS?

-No. Yo no, por favor no.

Intento bajarme de la camilla, quiero huir. La doctora percibe que estoy alterándome, y veo con horror que toma una jeringa de su bata, y la inyecta en mi brazo. El efecto es casi inmediato, todo mi cuerpo se relaja.

-Será mucho más fácil para ti, de esta manera.

La doctora toma muestras de sangre, y se va durante un rato. Al volver me sonríe y me felicita por estar libre de cualquier enfermedad sexual. Quiero partir su rostro. ¿De qué coños me sirve eso? Luego me levanta, y comienza a desnudarme. La impotencia y la humillación me recorre. Comienza a revisar mi cuerpo, y luego me arrecuesta.

Hades (Trilogía Hades libro 1).   Historia Registrada bajo El Número 23082851606Donde viven las historias. Descúbrelo ahora