Capítulo 23.

20 5 2
                                    

-Despierta, por favor. ¡Madeline!

Una quisquillosa voz quería regresarme a la realidad, pero estoy cómoda aquí. En este lugar, no sentía miedo y el dolor estaba dormido, por ahora.

-Eso es pequeña, intenta abrir los ojos, ya estamos llegando al hospital.

Mis parpados pesaban mucho. Los entreabría pero, no conseguía ver nada, solo luces muy difusas, una nebulosa de colores. Quise incorporarme, pero el dolor comenzaba a despertar. No, no quiero sentir más dolor. Por favor, no.

Mi cuerpo estaba en movimiento. Si, estaba. Ya no.

Extraños sonidos irrumpían mi calma.

Unos brazos, de un solo tirón me arrancaron de mi paraíso de calma y oscuridad.

-¡¡Ahhhh, duele!!!!

Me llevaban en brazos, hacia algún lugar. Y no veía hacia delante... Oh Dios veía todo lo que dejaba atrás. ¿Qué demonios pasa?

Tenía mis piernas, alrededor de la cintura de un hombre, y veía muchas personas vestidas de blanco que me devolvían las miradas aterradas.

Una de las miradas, capturo mi atención. Era de un joven, de ojos asombrosos, ojos azules como el cielo, reflejado en el mar. Solo fue un momento en que nuestras miradas se cruzaron, luego la oscuridad regreso con fuerza y me desmaye.

***

-Sí, ella se pondrá bien. Di ordenes muy expresas, jefe. No, sólo sus abuelos podrán verla. Así es, muerta. Él buscará los hospitales más cercanos, es lo que creo. De acuerdo.

Intentaba despertar, pero no podía, sin embargo veía a un hombre a través de mis parpados, de camisa de vestir rosada, tenía las mangas arregladas descuidadamente en los codos, revelando fuertes y morenos brazos, con el cabello un poco revuelto.

Sé que lo conozco, sé que puedo confiar en él. Quería descansar, sólo un poco más.

***

Tengo sed.

En mis sueños, consigo un gran vaso de limonada fría, y estoy en una gran piscina a la luz del sol. Allí están todos, junto a mí. Mis padres, como siempre están demostrando mucho amor en público, y mis abuelos los riñen, “están frente a adolescentes, no les den ideas” escucho decir a mi abuelo. Allie, ha reemplazado sus grandes lentes, por unas gafas de sol, y ríe mientras Elliot corre a hacer un salto “bala de cañón”. Y allí, con una guitarra y sonriéndome, esta él único chico al que he amado. Él se acerca a mí, y choca su vaso de limonada con él mío.

-Brindo por ti. Mi luz de luna.

Y bebo el delicioso líquido.

Pero no me refresca, no alivia mi sed.

Comienzo a revolverme inquieta, mi sueño ya olvidado. Siento mi cuerpo completamente adormecido, y el maldito “bip” de algún aparato acelera constantemente. Necesito beber agua.

Abro los ojos de golpe. La luz incandescente, me ciega por un momento.

Intento buscar, alguna señal de vida, y consigo unos ojos verdes.

-¿Mamá?

Oh Dios… el accidente… Papá.

-Mamá lo siento, lo siento. Yo no quería perder a papá, lo juro.

Las palabras salen de prisa, raspan mi seca garganta y duele. Ella se acerca y me tenso, esperando el golpe... Pero no, se acerca a mí y me abraza, aún estoy muy desorientada, pero juraría que sus manos son muy suaves, demasiado suaves.

Hades (Trilogía Hades libro 1).   Historia Registrada bajo El Número 23082851606Donde viven las historias. Descúbrelo ahora