Capítulo 4.

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Desde que se habían conocido, ya hace casi 2 meses, su amistad se había intensificado. Rias había llegado a la conclusión de que Goku ocupó un lugar importante en su vida, le apreciaba mucho e igualmente Goku aunque este no era de expresarlo mucho pues no sabía muy bien como hacerlo lo demostraba con gestos, acciones que ella lograba entender.

La cuidaba cuando estaba junto a él, era atento hasta donde podía comprender. En ese tiempo Goku conoció a Grayfia, la siervo del hermano de Rias que era igualmente muy amable con él.

Intentaba enseñarle cosas básicas de modales cual madre novicia, ni Rias se creía lo amable que era con su nuevo amigo y no comprendió al incidió por qué era así.

La mujer incluso le trajo ropas nuevas para cambiar esos harapos que vestía.

-Oh, ya vinieron -habló Goku alegremente bajando unos cuantos tablones al suelo- ¿Huh? ¿quien es ella? -preguntó curioso notando una tercera persona con Rias y Grayfia oculta detrás de la pelirroja con una mirada baja.

-Hola Goku -Rias sonrió sumamente feliz de volver a ver a su amigo, había pasado una semana que no pudo venir- Ella es una de mis siervos, Koneko-chan, anda, saluda -la pelirroja le pidió con suavidad.

La pequeña niña un par de años más jovenes que ellos levantó su mirada avellana hacia el azabache.

-Hola.

-Hola soy Son Goku -saludo con animos acercándose causando cierta exalto en la niña albina- ¿Eres también un youkai como yo? -preguntó el pelinegro mientras dejaba ver su colita sumamente feliz.

La pequeña abrió levemente sus ojos al ver la protuberancia algo asombrada.

-¿Te ocurre algo? ¿tienes miedo o algo así? -preguntó Goku notando la actitud de la pequeña- No te preocupes, no soy malo -habló sonriente.

-Yo... no -la pequeña negó con su cabeza.

-Ella no habla mucho Goku -intentó explicar la pelirroja.

-Espero que puedan ser amigos -Gayfia habló con tranquilidad mirando a la albina.

-Claro que sí, me agrada conocer a alguien como yo -habló animado Goku rascando su nuca- ¿Quieres comer miel con pan? -preguntó a la niña que lo miró curiosa.

-¿Miel? -murmuró asintiendo comenzando a soltar a su ama.

-Tengo algo de pan que me sobró de la última visita, estaba muy rico y quise guardarlo -explicó el guerrero caminando hacia su casa la cual había estado arreglando con algo de ayuda del Maou cada vez que podía venir.

-¿Cómo conseguiste miel? -preguntó algo asombrada la diablesa adulta curiosa.

-Hay paneles de abejas por varios lugares de la montaña, fue algo complicado al inicio conseguir la miel pero mi hermano me enseñó pero me costó algunas picaduras -respondió divertido.

-Ya veo, eres muy hábil Goku -la platinada acarició la cabeza del niño.

-Ven Komeko, Rias -llamó el chico comenzando a caminar hacia su casa.

Rias se alivió de que por fin su amigo pueda pronunciar bien su nombre, había estado trabajando en ello mucho tiempo. La nekomata en cambio se extrañó por la mal pronunciación de su nombre.

-Vamos Koneko, tranquila que es una costumbre suya pronunciar mal los nombres -suspiró con ironía.

-Si ocurre algo llámame de inmediato Rias-sama -la mujer adulta pidió a lo que la Gremory simplemente asintió para que la diablesa desaparezca en un círculo mágico al ver que no había algún peligro en el lugar.

Sueño carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora