iv. una mujer libre

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—❝MIDNIGHT RAINcapítulo cuatro: una mujer libre!

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MIDNIGHT RAIN
capítulo cuatro: una mujer libre!

—Os Alta, Ravka Oriental

          —PUEDES PASAR, AMELIA— la perversa y manipuladora voz del Oscuro se escuchó en la habitación luego de que su puerta fuera golpeada

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          —PUEDES PASAR, AMELIA— la perversa y manipuladora voz del Oscuro se escuchó en la habitación luego de que su puerta fuera golpeada. Cerró el libro frente a él y lo escondió de la vista. Lilith era probablemente el libro más valioso que tenía, no podía permitir que cualquier otra persona lo tuviera en sus manos. No podía permitir que un secreto tan Grande como la existencia de aquel ser fuera conocido por simples mundanos.

La esbelta y oscura figura de Amelia hizo presencia en la habitación, vestía con la misma Kefta que le había regalado semanas después de conocerla.— Mi dulce amplificadora.— habló con falsa dulzura el General, invitando a la chica a que tomara asiento frente a él. Sus palabras eran ciertas, la pelinegra había sido un poderoso amplificador, al menos hasta que él apareció y le arrebató todo, incluyendo su voz.

Me mandaste a llamar.— el general escuchó la gruesa voz de la chica en su cabeza. Era la única forma que Amelia había encontrado para comunicarse luego de perder la habilidad de hablar.

—Así es, cariño.— Kirigan se puso de pie y avanzó hacia el otro lado del escritorio, recostándose en este y quedando justo a un lado de la chica. Su mirada se dirigió a la libreta de dibujos que llevaba bajo su brazo.— Laurie me comentó que volviste a pintar. Después de más de un año, regresaste a tu arte. ¿Puedo ver la pintura?— la manipulación era característica en la voz del grisha. Aunque con Amelia ya no era necesario, estaba completamente bajo su control.

Ignorando aquella pequeña parte en su interior que le pedía esconder sus dibujos, la pelinegra le tendió la libreta al Oscuro, quién no tardó en buscar la página que deseaba. Los dibujos de Amelia no eran nada más que presagios del futuro o visiones que llegaban a su mente de forma repentina. Había sido un amplificador, por lo que siempre estaría conectada a los de su especie y aquello se demostraba en sus dibujos.

Cuando el sonido de las páginas pasando se detuvo, Amelia supo que Kirigan había encontrado lo que buscaba. La fascinación gobernó en la mirada del Oscuro al reconocer lo que el dibujo deseaba mostrarle. Era un cadaver, con sus manos casi separadas de su cuerpo y una expresión espeluznante que demostraba el temor que había sufrido segundos antes de perder la vida. A su lado, se encontraba la figura de una joven chica, con un largo cabello rubio y un mechón de este de color escarlata. Pero aquello no fue lo que llamó la atención del General, sino el color turquesa que iluminaba sus ojos.

MIDNIGHT RAIN - kaz brekkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora