I'm in love with an emo girl (Amor x Emos)

Cap 8

Zoe

—Aurora por favor, sabes que yo haría cualquier cosa por ti... —Sollozaba en el suelo.

—¿Crees que alguna vez me importó lo que a ti te pasaba, Zoe? —Se burló ella con una sonrisa en su cara.

Una sonrisa con el poder de matarme en un segundo.

—Por favor, te juro que te lo devolveré, necesito que me ayudes, no quiero morir —Le supliqué. Me sentía pérdida. Muy pérdida.

—Nunca me importaron tus sentimientos, Zoe. Tuviste que saberlo, eres una amorosita después de todo. ¿O acaso pensabas que podías hacerme cambiar de opinión? —Se arrodilló para estar a mi altura en el suelo.

No me salían las palabras, todo lo que sentía era el sabor de la traición, del dolor.

Piedad.

Quería pedir.

Pero ya no podía hablar.

Fue entonces cuando Aurora se transformó y, preparada para atacarme, se abalanzó sobre mi.

—¡BASTA, AURI! ¡LA VAS A MATAR! —Gritaba— ¡ES SUFICIENTE!

Gritos, más gritos.

—¡SUELTALA, POR FAVOR! —Se escuchaban forcejeos.

—Está llena de sangre... —Murmuró Luisana, atónita.

Fue entonces cuando me desperté y salí corriendo hacia la ventana.

Y descubrí que esos gritos no eran por mí, eran por Khris.

La escena era espantosa. Ella estaba irreconocible, en el suelo, llena de sangre.

Antes de que pudiera calmar a Auri, Pris la golpeó con un pito poderoso y la derrumbó. Soltó un aullido doloroso.

Salí corriendo hacia ella, rezando que no se haya lastimado.

No sabía que hacer, dónde mirar. Eran muchas cosas, muchas personas, muchos gritos.

Todo pasó demasiado rápido, las chicas llevaron a Khris adentro, dejando un rastro sangriento, Aurora estaba desmayada en mis brazos y esperaba que el pito poderoso no la haya lastimado.

La chica se fue despertando de a poco, mirándome con confusión. Parecía no recordar las cosas.

—¿Qué pasó? —Preguntó mientras recorría su vista por toda la escena. Parecía irreal.

—No te preocupes por eso ahora, ¿Estás herida? —Dije mientras le acomodaba un mechón de pelo que tenía en la cara.

Ella pareció tensarse ante el tacto pero no dijo nada.

—Esa sangre... —Susurró mientras se levantaba y se apartaba de mi— ¿De quién es? —Me miró, desconfiada.

Yo seguia sentada en el suelo intentando encontrar las palabras correctas para no tomarla por sorpresa. En el momento en que abrí mi boca para confesarle lo que ella había hecho, se escucharon gritos en el salón.